De irredentos parias, peritajes y andares por las planicies de Sonora

Introducción

Esta es una breve semblanza de Raquel Padilla Ramos aludiendo a algunos momentos que me tocó vivir con ella, pero también es una especie de ejercicio del derecho de réplica ante lo absurdo del suceso que le privó de la vida. Siendo claro, la réplica va dirigida hacia la violencia feminicida. Hacia ese tipo de violencia presente y que por definición tiene una destinataria en particular: la mujer en la diversidad de su ser mujer.     


Imagen 1. Dibujo a lápiz de Raquel Padilla Ramos.
Fuente: https://es-la.facebook.com/YaquisIrredentosParias/ (22-11-2019).

Y como es práctica común del antropólogo(a) social, para escribir estas líneas hice una relectura de las notas de campo que levanté durante los recorridos hechos, en distintas ocasiones, con motivo de la elaboración y entrega del peritaje en antropología social para mostrar el impacto sociocultural que acarrea la construcción y operación del acueducto Independencia para los ocho pueblos yaqui que integran la yoémia o hermandad que vive en la ribera.[1]

 

El agua, el sol y la tierra del suelo de Sonora

Entre la narrativa a la que la yoémia recurre para reivindicar la salvaguarda de su territorio se identifica al río Yaqui o jiak batwe, que interpretado al castellano se entiende como el agua que a su paso suena muy fuerte. Este es un elemento fundamental para comprender la etnogénesis de la tribu, en tanto que a la ribera se encontraban asentados a manera de lopo’ojoara (caseríos o rancherías) en los que han habitado anteriormente a la llegada de los misioneros jesuitas.

Como en muchos de los pueblos originarios del norte mexicano y sur-suroeste de Estados Unidos, el sol o taa’a ocupa un lugar especial en el sistema de creencias. En el caso de la yoémia no es una excepción, ya que sobre las ba’am (aguas) y debajo del taa’a, en flor y ante el firmamento y sus estrellas, baila de vez en vez el hermano mayor de los yoemem representado por el venado o maaso.

Lugares como la sierra del Baakatebe, Takalaim, Cocoraque, Samauaka, Mazcoba, Omteme, Tetakawi y el propio Jiak Batwe, son referencia en cuanto a la extensión geográfica, calidad topográfica e hidrológica del territorio yoeme. En este, de acuerdo con su cultura, la yoémia explica su apropiación en distintas dimensiones: el juya ania o mundo del monte, el batwe ania o mundo del agua, el sewa ania o mundo flor, y chokim ania o mundo de las estrellas.


Mapa 1. Región cultural del noroeste del México. Tomado de Atlas etnográfico (2013).

De esto tuve mayor conocimiento recorriendo la planicie y entrevistando a hombres y mujeres que, al lado de Raquel y Juan, me compartieron sus saberes en torno a su modo de vida en la tierra del suelo de Sonora. Aquello ocurrió durante el año de 2014, cuando la tribu yaqui solicitó al INAH su intervención para llevar a cabo un peritaje en antropología social como lo señalé antes.

Después de haber sido aceptada la solicitud y conformarse un equipo de investigación solvente en materia de peritaje antropológico, derechos indígenas, manejo de cuencas y etnografía de los pueblos cahita, me di a la tarea de viajar a Sonora. En distintas ocasiones estuve acompañado por Raquel y Juan, quienes me explicaron la trágica historia por la que la yoémia había atravesado desde la llegada de los misioneros a estas tierras.

Pero también me explicaban el porqué de la importancia del jiak batwe para esta tribu originaria. Para mejor entendimiento, me llevaron con hombres y mujeres conocedores del manejo de plantas y animales silvestres, a quienes entrevisté y con quienes nos comprometimos a entregar un trabajo serio y respetuoso, en atención a la problemática que la yoémia había planteado.


Imagen 2. Entrega del peritaje en antropología social en Vicam Estación, R.Y., Sonora.
Fuente: Víctor Villanueva (2015).

Así, estuvimos en la Guardia Tradicional reunida en distintas ocasiones bajo la ramàa o enramada de pueblos como Vicam Estación para escuchar lo que ahí se trataba o, de nuestra parte, exponer lo que en aquella ocasión investigábamos. De mi parte, el asombro que siempre me provoca escuchar las narrativas de las culturas originarias del noroeste era evidente.

En mi diario de campo permanece el registro de problemáticas como la disminución del caudal mínimo ecológico que evidencia el estrés hídrico por el que atraviesa el jiak batwe, y que al expandirse intensifica la desertificación del suelo, lo cual observamos claramente al avanzar por la zona de Ráhum, Pótam y Huírivis.  

Asimismo, en la zona de Tórim observamos esa misma baja en el caudal del río y la opinión que la población tenía respecto al impacto que eso provocó en la conservación y reproducción de especies vegetales y animales, que ya no se encontraban en la zona desde, por lo menos, un par de décadas.

Como digo, aquello quedó registrado en mi diario con extensas notas de campo e imágenes, lo que luego nos permitió elaborar una relación con la que documentamos el nombre popular, uso y significado de cada una de las plantas y animales enlistados. Cabe señalar que acompañado al registro de estos bienes, también conocimos algunos de los rituales de curación asociados y que entre la yoémia aún se practican.


Imagen 3. Raquel Padilla Ramos. Fuente: La Tribuna del Yaqui (2019).

En las inmediaciones de Loma de Bácum, descubrimos lo que unos meses después sería identificado por la tropa yaqui como el trazo del gasoducto impulsado de manera subrepticia por la empresa Infraestructura Energética Nova (IEnova), lo cual muestra que la intromisión empresarial y gubernamental en su territorio está lejos de ceder.

Este emprendimiento para los yoemem ha traído división y el encarcelamiento de Fidencio Aldama, de quien -al igual que fue en el caso de Mario Luna y Fernando Jiménez durante los meses más álgidos de la resistencia en contra del acueducto Independencia- los yoemem de Loma de Bácum -acompañados por Raquel- a la fecha demandan incondicionalmente su liberación.

Los recorridos entre las ciudades de Hermosillo, Guaymas y Obregón, para mí resultaron muy provechosos porque en compañía de colegas como José Luis Moctezuma, Alejandro Aguilar o Raquel, uno se entera de lo importante que es la planicie y sus matorrales, la costa y las sierras de la región para los pueblos cahita. A todo eso los pueblos originarios le han dotado de sentido y una apreciación muy particulares.

El haber escuchado a Raquel describiendo las distintas etapas históricas de la región, así como algunas de las características de los nichos ecológicos que atravesamos, el fechamiento de los pueblos de misión y sus templos, sus hallazgos sobre el ir y venir de los irredentos parias, la construcción de las distintas presas que ya existen allá y la relación que guardan con la infraestructura hidráulica norteamericana como la presa Hoover (Hoover Dam) construida en la década de 1930 en el río Colorado, entre Arizona y Nevada, fue inspirador.


Imagen 4. Misión de Ráhun, R.Y., Sonora, durante la inspección de campo. Fuente: Víctor Villanueva (2014).

Por supuesto que después de los años que ella había pasado investigando la historia y cultura yoeme, no hacía falta que para acopiar información específica respecto al impacto que acarrearía el trasvase de agua de un caudal a otro con el acueducto, hiciera gala de sus técnicas y habilidades etnográficas. En realidad, para ese entonces, Raquel ya había sido asumida por la población yaqui como una de las avecindadas que habían “pasado la prueba” (sic).

En mi caso, no quedaba más que seguir sus sugerencias. Por ejemplo, recuerdo cuando estuvimos en Huírivis, ahí Raquel y Juan me habían llevado para entrevistar a JG, a quien reconocían como una “espiritista” (sic) yoeme. Cuando llegamos, recuerdo que JG estaba sentada en una silla mecedora justo a la entrada de su casa, en el porche; al bajar de la camioneta y saludarla, ella entró a su casa por una silla más mientras Raquel aprovechaba para decirme que, como JG no me conocía, cuando regresara le ofreciera del tabaco que cargaba en mi pouch, pero que lo hiciera discretamente.

Cuando regresó JG yo saqué el pouch de una de mis bolsas del pantalón, cargué y encendí la pipa que aún acostumbro llevar a campo, y coloqué el tabaco en un costado de la banca en la que me había sentado. Raquel comenzó a platicar con JG y al poco tiempo la casera me abordó y lo primero que me preguntó fue: “¿le gusta el tabaco?” A partir de ese momento, y al compartir el mismo gusto, la plática se alargó hasta caer el sol.

JG me contó, o he de decir nos contó -aunque en realidad esto Juan y Raquel ya lo sabían-, que cuando ella era joven los curanderos de la región usaban el humo del tabaco como remedio terapéutico para los yoemem; fumaban para que todo estuviera bien, para que las personas recuperaran sus fuerzas, pero que ya era muy difícil conseguir biiba o tabaco local (endémico). De hecho, el uso ritual del tabaco había sido registrado por Pérez de Ribas (1992) y otros misioneros del siglo XVII.

También señaló aquello que habíamos observado durante el traslado a su casa: el hecho de que la sal de mar (baawe oona) se estaba metiendo por las tierras (waasa) y el aire (jeeka) a los cultivos (echimu), que había temporadas en las que el agua del río ya no llegaba al mar y en su lugar el agua del mar entraba y al secarse dejaba un “camino de sal” (sic) en lo que debía ser el cauce del río, por lo que luego el aire soplaba y se llevaba la sal al sembradío (echia) .


Imagen 5. Ribera del Yaqui a mediados del siglo XX. Fuente: Raquel Padilla (2014).


Imagen 6. Ribera del Yaqui a la altura de Tórim R.Y., Sonora, durante la inspección de campo.
Fuente: Víctor Villanueva (2014).


Imagen 7. Ribera del Yaqui a la altura de Huíviris R.Y., Sonora, durante la inspección de campo.
Fuente: Víctor Villanueva (2014).

Y así como estuvimos con JG en Huíviris, fuimos a levantar registro a los demás loupula o pueblos. En cada recorrido que hicimos no faltaron lugares en los que nos detuvimos para degustar de sabrosos platillos sonorenses como la cecina, las chimichangas, los enormes burritos con tortilla de harina de trigo, las coyotas y, por supuesto, los frescos mariscos de la región.

Después del trabajo etnográfico en territorio yaqui, las visitas a Sonora se repitieron, tanto para la entrega como para la exposición a distintos públicos de los resultados que habíamos obtenido con la realización del peritaje en comento, por lo que eso me dio tiempo para conocer un poco más a Raquel, con quien además de su pasión por la historia y la cultura yoeme, también compartía su gusto por la música.

Luego de esa intensa experiencia de investigación con Raquel y otros colegas del Centro INAH-Sonora, tuve la oportunidad de coincidir con ella en coloquios y seminarios realizados en la Ciudad de México, momentos en los que no desaprovechábamos para preguntarnos por la familia y el trabajo, por la lucha social y el desmantelamiento soterrado por el que desde hace algunos años atraviesa el Instituto.

Sin duda, el trabajo de coordinación que me tocó realizar del equipo de investigación conformado para responder la solicitud hecha por la tribu yaqui, me dejó una experiencia muy agradable. Con ellos quedo agradecido por sus aportaciones, en particular con Raquel, por haberme presentado a personas tan emblemáticas de la cultura yoeme.

No quiero dejar de mencionar que además de sus conocimientos respecto a esa cultura del norte mexicano, su sensibilidad ante las injusticias sociales la llevó a que en 2017-2018 se sumara a la iniciativa del Concejo Indígena de Gobierno, en la que María de Jesús Patricio Ramírez se postuló como aspirante a una candidatura independiente a la Presidencia de la República.

Ese fue otro de los momentos políticos de la lucha social que nos tocó compartir. Sus palabras, aquel 10 de enero de 2018 en Hermosillo, fueron contundentes y mostraron la profundidad con la que Raquel había entendido la historia de los pueblos originarios, y así afirmó:

 

Sobre todo son los pueblos originarios, conferidos por derecho de antigüedad, quienes tienen la autoridad moral de reclamar, demandar y exigir al Estado mexicano el respeto a sus territorios […] Pero no podrán hacerlo solos, debemos unirnos todos y todas en la lucha contra la deshumanización, contra la codicia empresarial y contra la muerte provocada por el desprecio de los poderes políticos y económicos.

Permítanme insistir, solo lo lograremos en colaboración, correspondencia y universalidad. Ha llegado la hora del florecimiento de los pueblos y floreciendo ellos, florecemos todos.

 

El adiós a una mujer y antropóloga imprescindible

La tarde del jueves 07 de noviembre de este año, Raquel fue asesinada por Juan, a quien también conocí y con quien ella mantuvo una relación sentimental desde hace algunos años. Al enterarme, volvieron mis recuerdos de ella y Juan cantando corridos norteños, participando en la pascola yaqui, recorriendo la planicie con sus matorrales y, en todo aquello, Raquel sonriente. Sentí una gran confusión.

La noticia enlutó a la antropología social y la historia, a la lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios y, sobretodo, a su familia y amigos, quienes después estarían reunidos en el Museo Regional del estado de Sonora para despedirse de ella en un merecido homenaje de cuerpo presente.


Imagen 8. Homenaje de cuerpo presente en el Museo Regional de Sonora. Fuente: La Jornada (2019).

Ahí también estuvo presente la gente del río Yaqui, lo que, al ver las fotografías, me recordó a otro antropólogo destacado en la investigación y la defensa de los derechos colectivos de los pueblos norteños, Augusto Urteaga (+), cuyas cenizas permanecen en Aboréachi, una localidad rarámuri de la sierra de Chihuahua.

Cuando Augusto murió y recibió el nutema según la tradición funeraria rarámuri, Juan Luis (+) nos comentó que para un antropólogo(a) es un logro personal que algún pueblo o comunidad lo asuma al grado de participar de los servicios funerarios o permitir que su cadáver sea sepultado en algún lugar del territorio que reivindican. Sin duda, una de las colegas que ha sido “adoptada” (sic) por la yoemia es Raquel.

En el norte mexicano, el asesinato de Raquel se suma a la ausencia de Augusto, Juan Luis Sariego, Enrique Servín y Kiriari Orpinel, hombres y mujeres imprescindibles, porque lucharon durante toda su vida por el respeto a los derechos de los pueblos. En el caso de Raquel, la tragedia que nos la arrebató a sus 52 años de edad no empaña en nada su trayectoria personal y profesional:[2] por el contrario, nos obliga a redoblar esfuerzos para conseguir una vida libre de violencia para las mujeres.


Imagen 9. Al reconocerla como parte de la tropa yaqui, sus cenizas permanecerán a lado de Tetabiate.
Fuente: https://es-la.facebook.com/YaquisIrredentosParias/ (23-11-2019).

En vida, Raquel participó de luchas sociales como la feminista, como la lucha de la tribu yaqui por salvaguardar su territorio y como la de los padres de los 49 infantes muertos en el incendio de la guardería ABC, acompañando sus denuncias. Por esto, al día siguiente de su muerte, colegas antropólogas e historiadoras tuvieron a bien publicar un pronunciamiento en el que fue señalado claramente: “no queremos más ser testigas y víctimas de feminicidios”, a lo cual agregaron:

 

Este feminicidio se suma a otro ocurrido en contra de otra antropóloga, hace dos meses en Xalapa, Ivonne Flores. Como antropólogas, estudiosas de la sociedad mexicana, no queremos más ser testigas y víctimas de feminicidios en el seno de nuestro gremio.

Desde nuestra relativa posición de privilegio, en tanto somos personas que contamos con educación superior y acceso a medios de comunicación para hacer escuchar nuestra voz, expresamos nuestra profunda indignación ante los actos de violencia machista perpetrados en contra de las mujeres y niñas, que están ocurriendo con cada vez mayor frecuencia en el país.

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo de Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Información sobre violencia contras las mujeres. Incidencia delictiva y llamadas de urgencia 9-1-1 (enero-septiembre 2019) que se publicó recientemente, la tendencia nacional del delito de feminicidio ha ido en aumento de 2015 hasta septiembre 2019, con 411 feminicidios denunciados en 2015, 602 en 2016, 742 en 2017, 885 en 2018, y 726 entre enero y septiembre de 2019.

Es alarmante que los feminicidios vayan en aumento. Exigimos pronta atención a esta violencia estructural en contra de las mujeres de parte de las autoridades de justicia a nivel federal y estatal, a fin de investigar y perseguir a las personas responsables del delito de feminicidio.

Llamamos a las colegas antropólogas, historiadoras, y a la sociedad en general, a sumarse a las acciones de repudio y eliminación de la violencia en contra de las mujeres el día 25 de noviembre en las localidades donde se encuentren. Por Raquel, por Ivonne, por TODAS las mujeres y niñas.

 

Asimismo, el Sindicato Nacional de Profesores de Investigación Científica y Docencia del INAH, condenó enérgicamente el feminicidio y exigió de las autoridades competentes el pronto esclarecimiento de los hechos para evitar que el asesinato quede impune, pero también levantó la voz denunciando la normalización de la violencia en México.

Mientras que la Sociedad Sonorense de Historia AC, de la cual Raquel fuera integrante y parte de la Mesa Directiva, le dedicó una emotiva sesión solemne en la que se destacaron sus aportaciones a la historiografía regional y en particular a la historia de la yoemia en sus distintas etapas y periodos de la vida nacional.


Imagen 10. Manifestación en Hermosillo, Sonora. Fuente: Desinformémonos (2019).

A Raquel le sobreviven sus hijos Raquel, Alfonsina y Emiliano, y en su muro personal de Facebook todavía se leen los mensajes en los que acostumbraba hacer referencia a los irredentos parias y sus luchas a través del tiempo por la defensa de su territorio y la identidad étnica:

 

Si hay un tema histórico de trascendencia actual que atraviesa la vida de los pueblos originarios de México y América Latina, ese es el de la defensa de los recursos naturales. Para los yaquis esta ha sido una constante. A partir de la segunda mitad del siglo XIX hasta la cuarta década del XX, y desde el año 2010 hasta el día de hoy, han tenido diferentes luchas de largo aliento, guerras de hecho, por un fin común: la salvaguarda del territorio, del agua y de sus formas organizacionales (Raquel Padilla, https://es-la.facebook.com/YaquisIrredentosParias/, 06-11-2019).

 

A manera de cierre

En este número de nuestra revista hemos querido hacer un pequeño, pero significativo, homenaje a nuestra colega y amiga Raquel Padilla Ramos, antropóloga e historiadora adscrita al Centro INAH-Sonora, especialista en historia y cultura yaqui, víctima de feminicidio.

Sirvan pues estas líneas para recordar a La Raquel, una mujer y antropóloga destacada en su profesión y admirada por su valentía y tesón. La huella que ha dejado muestra interesantes líneas de investigación por desarrollar para quienes ahora egresan de las distintas escuelas de antropología e historia con interés en el noroeste de México y sus pueblos y tribus originarias.

 

Bibliografía

  • Juárez, Rocío y Víctor Villanueva (2009) “Nutema en Aboréachi. Huellas de Augusto Urteaga Castro-Pozo”, en: Revista Diario de Campo, No. 104, México: Ed. CNAN-INAH (Pp. 110-113).
  • Moctezuma, José Luis y Alejandro Aguilar (Coords.) (2013) Atlas etnográfico de los pueblos indígenas del noroeste, México: Ed. INAH/INALI/ISC.
  • Padilla, Raquel (2011) Los irredentos parias. Los yaquis, Madero y Pino Suárez en las elecciones de Yucatán, 1911, México: Ed. INAH.
  • Pérez de Ribas, Andrés (1992) Historia de los triunfos de nuestra Santa Fe entre gentes de las más bárbaras y fieras del nuevo orbe, México: Ed. Siglo XXI.
  • Sariego, Juan Luis (2008) La Sierra Tarahumara: travesías y pensares, México: INAH.
  • Villanueva, Víctor (Coord.) Peritaje antropológico respecto al impacto social y cultural por la operación del acueducto Independencia, CNAN-INAH, México, 2015.

 

 

[1] Para conocer el peritaje en comento, véase: http://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/articulo:8561

[2] Para conocer más sobre la vida académica de Raquel, véase: http://inah.academia.edu/RaquelPadillaRamos/CurriculumVitae