No. 57, Abril-Junio

Frontera territorial de Huaxtepec durante la etapa prehispánica y virreinal

Introducción

A partir de algunos documentos históricos y del análisis de los mapas que los acompañan, se ha podido delimitar la territorialidad del importante altepetl de Huaxtepec[1] en el estado de Morelos, México (figura 1). La jerarquía de esta comunidad radicó en que previo a la conquista española funcionó como la cabeza de uno de los señoríos en donde se concentraban los tributos de 26 pueblos que en determinado tiempo debían ser enviados a la capital tenochca. En Huaxtepec también se implantó en 1468, por órdenes de un poderoso monarca mexica conocido como Moctezuma I, uno de los jardines botánicos más importantes de Mesoamérica y debido a ello y por la gran tradición de sus médicos herbolarios, en 1568 se fundó el segundo de los hospitales más trascendentales de Nueva España, construido a escasos metros del convento y templo de Santo Domingo, al que pocos años después arribó Francisco Hernández, protomédico de Felipe II.

El hecho de haber sido un altepetl sobresaliente fue motivo para estudiar lo que conformaban sus tierras jurisdiccionales y las modificaciones que en su ámbito geográfico sucedieron a lo largo de los años, especialmente durante la etapa Colonial. Las leyes virreinales fueron empleadas a fin de proteger lo que involucraba su dominio territorial para lo cual se efectuaron diversos mapas que señalaban sus linderos. Durante toda la etapa colonial de Nueva España, que va del siglo XVI al segundo decenio del siglo XIX, la cartografía desempeñó un importante rol en la redefinición de las fronteras de los territorios indios y por tal motivo se hicieron mapas y planos de localización de las fracciones que servían para autenticar la mayoría de las mercedes y donaciones que la Corona española hacía a sus dueños originales y a los españoles. Del mismo modo varios planos fueron hechos por una gran cantidad de litigios que las comunidades promovían contra las haciendas, la iglesia y en la mayoría de los casos, contra los pueblos vecinos con los que tenían constantes invasiones de sus fronteras.


Figura 1.  Localización de Oaxtepec, Morelos (modificado de Kalipedia.com)

 

Ordenamiento espacial de Huaxtepec durante la etapa prehispánica

Por lo menos durante las etapas Clásica y Posclásica del periodo prehispánico, el altepetl fue considerado el estado étnico local en el que residía el matrimonio de nobles de mayor jerarquía dentro de la sociedad. La importancia de esta pareja estribaba en dos aspectos: por un lado, la posición política que los linajes de cada uno de ellos poseía por cuestiones de rango dinástico, y por el otro, al número de tierras que formaba parte del área de control de cada uno de los cónyuges ya que esto estaba íntimamente relacionado con el número de indios tributarios que tenían bajo su dominio.

Si bien existen pocos estudios sistemáticos sobre la etapa prehispánica de Oaxtepec, se tienen evidencias materiales de las distintas ocupaciones que van desde los años 1200 aC hasta 1521 dC. Esta larga temporalidad nos habla del continuo manejo espacial, social y político que tuvo la región de Huaxtepec cuyas tierras han sido desde entonces irrigadas por el caudaloso río Yautepec y por varios ojos de agua que hicieron de la región, antes de la invasión española, uno de los más pródigos lugares (figura 2).


Figura 2.  Cascadas que descienden al río Yautepec a la altura de Tecoac (foto Susana Gómez)

Son dos las elevaciones conspicuas que se ubican al centro de la actual población; el denominado Cerro Tenayo[2] o de La Cal, topónimo que representa el emplazamiento del Formativo Medio en cuya cúspide se encontraban cinco montículos que con los años fueron destruidos para la extracción de cal (figura 3). De la función y distribución de estos montículos nada se sabe pero pudieron haber sido el eje directriz de la producción de las concentraciones de las unidades habitacionales que se localizaron cercanas al manantial de Ahuilicán[3] (al oeste) y otras unidades habitacionales y basamentos piramidales que tuvieron una reocupación durante el Formativo Tardío (500-150 aC) confinadas entre el Cerro Tenayo y las tierras de Cocoyoc (hacia el sur de Oaxtepec). En este periodo se da un crecimiento poblacional que se distribuye a lo largo del río Yautepec con dirección al poniente, pasando por Ahuilicán hasta la zona monumental de Pantitlán,[4] asentamiento que se funda al parecer en 400 aC debido a la caída como centro rector regional del importante emplazamiento Olmeca conocido como Chalcatzingo.[5] Durante la última etapa formativa el asentamiento crece más y se dispersa hacia el oriente, a las tierras llamadas Tecoac[6] (actualmente El Bosque) que se ubican a ambos costados de la ribera del río Yautepec y con una actividad productiva de la población destinada a la explotación del pedernal.

De acuerdo con la información arqueológica reportada,[7] si bien hay una disminución poblacional, esa tendencia se invierte desde 150 hasta 950 dC (que corresponde a todo el Clásico y Epiclásico) ya que se ubican nuevos reasentamientos sobre los anteriormente abandonados por parte de grupos sociales locales que reciben influencia de Teotihuacán, estableciéndose especialmente en la cercanía de Ahuilicán, en Tecoac y hacia el poblado de Tlayacapan. Durante toda la etapa del Posclásico (950-1520 dC) los dos grandes asentamientos se localizan en Tecoac y en el actualmente destruido emplazamiento que está entre las poblaciones de Oaxtepec y Tlayacapan y a partir de las grandes y masivas migraciones de grupos que provienen de la norteña Gran Chichimeca liderados por Xólotl en 1250, ingresa a la región la etnia tlalhuica o tlahuica[8] que toma tierras en buena parte del estado de Morelos, incluyendo Oaxtepec y a partir de esos contactos es posible que se hayan dado los inevitables procesos de mestizaje entre los grupos étnicos que se establecieron en esa zona.


Figura 3. Plano de 1906 esc. 1:5000 en donde se observa la relación entre el cerro Tenayo, El Bosque (Tecoac), Oaxtepec y Cocoyoc (proporcionado por la Mapoteca Orozco y Berra)

A partir de los datos recabados tanto en los documentos de archivos históricos del Archivo General de la Nación (AGN), Registro Agrario Nacional (RAN) y Archivo General Agrario (AGA) en donde se refieren las tierras que tenían los nobles desde la época prehispánica así como por sus testamentos lo mismo que por el análisis de los títulos de propiedad[9] de la población en donde se menciona la toponimia de sus linderos, se hace una aproximación de los límites que debió tener el altepetl prehispánico de Huaxtepec a fines de la etapa previa a la Colonia y para efectos de una mejor ubicación se coloca la referencia de los pueblos, haciendas  y el Centro Vacacional del IMSS (figura 4).

Durante la etapa prehispánica del Posclásico, la otra elevación notable se conoce como el Cerro Los Guajes o Huaxtepec, cerro que sería el topónimo vinculante para los mexicas ya que en esta región instituyeron uno de los grandes centros de acopio de tributos que posteriormente eran enviados a Tenochtitlán. Este elemento toponímico que era el referente prehispánico del Códice Mendocino fue reutilizado en el primer siglo de la Colonia por los españoles con el fin de contar con la rápida identificación del pueblo tributario y de sus sujetos, por lo que se decidió colocar en el mapa de la Relación Geográfica de la Villa de Huaxtepeque y sus estancias (RG) escrita en 1580 a efecto de conocer el manejo administrativo de los pueblos controlados por cada cabecera (figura 5). 


Figura 4. Delimitación aproximada del altepetl prehispánico de Huaxtepec (elaboró Susana Gómez)

 

Etapa Colonial

Con las transformaciones político-administrativas impuestas a los altepetl por los españoles durante el siglo XVI, las comunidades de indios tuvieron que modificar los tipos de asentamientos dispersos a los que estaban acostumbrados; ello trajo aparejado que fueran congregados en comunidades que los hispanos denominaron pueblos, y dependiendo de la importancia política que con anterioridad tenían y del número de tributarios que estaban sujetos a su administración, dichas entidades fueron denominadas como cabeceras, estancias o barrios.

Por su relevancia Huaxtepec o Oaxtepec recibió el rango de cabecera, y en la RG escrita por el funcionario español de las Cuatro Villas del Marquesado de Cortés, al que se le denominaba alcalde mayor, para efectos mnemotécnicos de la administración colonial se colocaba el topónimo del Cerro del Guaje asociado al templo de Santo Domingo de Oaxtepec (figura 6), no obstante, el cerro en cuestión se ubica hacia el sur, a pocos metros del conjunto conventual y no propiamente bajo éste. En esta RG se detallaba que de Huaxtepec dependían administrativamente siete estancias y seis pueblos, y cuatro de estos últimos, tenían a su vez una estancia bajo su control, por lo que en total eran diecisiete comunidades las que Huaxtepec fiscalizaba. Durante la hegemonía mexica y para efectos de control tributario se le agregaron Tepoztlán, Yautepec, Yacapichtlán y Totolapan (con todos sus pueblos sujetos a tributo) por lo que abarcó veintiséis pueblos bajo el nombre de “provincia de Huaxtepec”, régimen que continuó en la etapa virreinal.


Figura 5. Mapa de 1580 de la Relación Geográfica de la villa de Huastepeque y sus estancias (Benson Latin American Collection, University of Texas)

Butzer y Williams[10] señalan varias prerrogativas heurísticas de las pinturas que fueron manufacturadas para acompañar a las Relaciones Geográficas y entre ellas están el haber sido elaboradas con una fecha registrada y con aproximación en los mismos años; otra ventaja estriba en que la información que les acompaña fue proporcionada por los indios más viejos y principales de las comunidades quienes emplearon dichos mapas en varias ocasiones como un recurso de evidencia sobre sus posesiones territoriales. Pero estos autores son enfáticos al señalar que si bien el dibujo tiene un estilo indígena, las pinturas no son prehispánicas y ello contrasta con lo asegurado por Mundy[11] quien refiere que la pintura que acompaña la Relación de Huaxtepec fue creada por un artista indígena.

Las tierras que tenía el altepetl de Huaxtepec, llamado en la Colonia como Guastepeque, no se limitaban, como en ninguna parte de Nueva España, exclusivamente al asentamiento urbano de la población india ya que también integraban las posesiones de los señores étnicos, conocidas como de cacicazgo, así como las de propiedad privada de los demás nobles del altepetl; a ello se le sumaban las tierras de comunidad, las de común repartimiento que eran de usufructo individual pero de carácter comunal y las de ejidos, montes y dehesas.

García Rojas apunta que:

“Los geógrafos hacen uso de la cartografía, entre otras cosas, porque les es necesaria la localización de los fenómenos espaciales que estudian y porque tienen que responder a la pregunta de dónde, además de por qué. La autora de este texto propone, para la Historia política y cultural, que los mapas además de poder responder a esas interrogantes pueden dar respuesta al cómo y a partir de qué, es decir, mediante qué signos, símbolos e información y a través de qué representaciones se interpreta al territorio, al lugar, al espacio y a las relaciones de poder-saber espaciales, preponderantes en un momento histórico determinado” (2008:16).

La respuesta que hemos encontrado a estas interrogantes está documentada en los denominados Títulos de propiedad[12] de la comunidad de Huaxtepec, que por el mismo carácter agrario que tienen dichos instrumentos, permiten tener una idea más aproximada de las tierras que consideraban como propias, incluida tanto la de los personajes nobles como de los trabajadores del campo. Hubo una gran movilidad de parcelas que eran de los nobles de mayor jerarquía y que pasaron a manos de la iglesia y de particulares, ya fuera por venta directa o por donaciones, por lo que casi un siglo después de la conquista, las tierras vinculadas a la institución conocida como cacicazgo,[13] se dan por disueltas.


Figura 6. Acercamiento al topónimo del Cerro del Guaje asociado al templo de Santo Domingo de Oaxtepec (Mapa de 1580 de la Relación Geográfica de la villa de Huastepeque y sus estancias)

Uno de los litigios entablados en 1731 entre Oaxtepec y el pueblo que le colinda por el norte que lleva por nombre Tlayacapan, hace mención de un previo juicio de restitución[14] de tierras de 1695 en donde se refieren de manera general las mojoneras entre los dos pueblos. A Oaxtepec se le da posesión en 1731 pero como el litigio continuó debido a la inconformidad de los habitantes de Tlayacapan, nuevamente se falla a favor de Oaxtepec en 1740.[15] Como consecuencia de lo anterior, en 1741 se efectúa un plano indicando los linderos de su territorio. En este se fijan los signos y símbolos como componentes sobresalientes que permiten una rápida identificación del terreno en donde está la comunidad de Tlayacapan, el templo de Oaxtepec, el hospital de la Santa Cruz, la hacienda de Pantitlán, caminos, cercas de piedras y barranca así como las mojoneras que dividen a los dos poblados (figura 7).

La delimitación del territorio de Huaxtepec indicada en este mapa, refiere los siguientes parajes: de norte a sur iba una cerca de piedra que atravesaba el camino real que conducía de Yautepec hacia el monte de Totolapan y continuaba hasta poco antes de llegar al Corral de la Palma, en donde giraba hacia el sur para continuar por la Barranca de Epazuapan y atravesaba dos veredas y caminos; el primer camino iba de Pazulco a Tlayacapan y el segundo de Oaxtepec a Pazulco y las dos veredas mencionadas se cruzaban con ambos caminos. Las veredas atravesaban un puente quebrado y se llegaba a su límite suroriente hasta Tecoac o El Bosque. De ahí se dirigía hacia el norponiente hasta llegar a la mojonera El Tajón para continuar hacia Zilozuchil (cercano a la casa de la cacica doña Isabel Cortés de Moctezuma) y nuevamente girar al norponiente hasta el mojón que estaba atrás del corral de Pantitlán. Con esta acción se pretendían delimitar exclusivamente las tierras de comunidad de Oaxtepec, no obstante, el pleito continuó sin una definición clara del territorio.[16] 


Figura 7. Plano del litigio señalando los linderos y mojoneras entre Oaxtepec y Tlayacapan (AGN, Catálogo de ilustraciones 2012, tierras 2752, exp. 2, año 1741)

Entre litigios que iban y venían, nuevamente en 1766 se lleva a cabo otra “vista de ojos” a fin de que el agrimensor de la Real Audiencia hiciera otro mapa con los linderos de ambos pueblos en presencia de los involucrados en las fronteras.[17] El resultado es una pintura (figura 8) en donde se proyectan, con distinto formato, los mismos elementos del paisaje natural y cultural que tenía el plano de 1741. En ambas representaciones cartográficas queda indicada la tierra en litigio misma que corresponde a la posesión corporativa de Oaxtepec que sería vulnerada en detrimento de su producción de autoconsumo y para efectos del pago de tributo. La tierra referente al fundo legal del pueblo de Oaxtepec así como a las que en alguna época temprana fueron de propiedad privada o pertenecientes al cacicazgo, no fueron alteradas toda vez que gran parte de ellas se habían vendido a particulares desde el primer siglo de la Colonia.

Otro plano (figura 9) que se efectúa en 1777 y sin que tenga relación con la demanda de Tlayacapan contra Oaxtepec ya que se hace debido al litigio entre los dueños de la hacienda de Pantitlán y la comunidad de Oaxtepec, reviste interés en el asunto en comento ya que confirma que Oaxtepec, por lo menos desde 1771, ya no contaba con las tierras comunales antes mencionadas. En este plano se observa que el límite norte de las tierras de Oaxtepec estaban prácticamente a un costado del Hospital de la Santa Cruz y de la ex casa de la cacica doña Isabel que se ubicada en los parajes de Xapela y Huatlan.


Figura 8. Plano del litigio entre Tlayacapan y Oaxtepec (AGN catálogo de ilustraciones 1999, tierras, vol. 2744, exp. 1. Año 1766)

 

Palabras finales

El concepto de territorio y territorialidad aquí se emplea como el manejo social y político que se le da al espacio; y este espacio se conforma por un constructo cultural que involucra creencias y vivencias compartidas entre grupos étnicos que se apropian y delimitan su ámbito de referencias cosmogónicas. La territorialidad es, como diría Giménez Montiel, lo que permite “…encuadrar adecuadamente los fenómenos del arraigo, del apego y del sentimiento de pertenencia socio-territorial…”,[18]  y para ello es imprescindible llevar a cabo un proceso de apropiación territorial que no está exento de conflictos por lo que le son inseparables las operaciones de delimitación de fronteras, de control y jerarquización de puntos nodales.

Si bien, este territorio es la fuente de recursos o medio de subsistencia, también son como diría Frémont, para las sociedades sedentarias como la de Oaxtepec una de las “regiones de arraigo”[19] ya que se inscribe como la tierra de los antepasados con un valor acrecentado ya que ello permite sostener el discurso de heredabilidad sostenida a través del tiempo y con ello establecer ese símbolo metonímico que permite a la comunidad hacer referencia a esa pertenencia socio-territorial que marca la desigualdad con los otros grupos fronterizos. Durante la etapa prehispánica los geosímbolos de Oaxtepec con certeza fueron elementos del paisaje de carácter natural (cerros específicos, barrancas, ríos, ojos de agua) así como componentes del paisaje cultural (edificación del templo del dios del Viento o Ehecatl, esculturas  en bulto representando a Quetzalcóatl o la deidad serpiente, a Matlacxóchitl [dios guerrero], Chicomecóatl (7 serpiente, diosa de los mantenimientos y principalmente de las mazorcas de maíz) y otro numen agrario llamado Quilaztli, que estaba colocado en el tianguis del pueblo y a quien pedían la lluvia.


Figura 9. Plano de 1777 efectuado por el litigio entro Oaxtepec y los dueños de la hacienda de Pantitlán (AGN, tierras, vol. 1937, exp. 1, f. 30)

Por ello  desde tiempos coloniales las comunidades que cuentan con población nativa del lugar (ahora denominado pueblos originarios) y que tuvieron un origen prehispánico en su fundación, muestran un creciente interés por el conocimiento de sus ancestrales tierras a partir del estudio de los denominados Títulos de propiedad de tierras toda vez que en estos se refiere todo el proceso histórico de apropiación y pérdida territorial que las leyes agrarias del país no han logrado resolver a pesar de los constantes litigios que se suscitan entre las colindancias con las diferentes comunidades agrarias.

                                                                                                 

Bibliografía

  • AGN, Tierras, vol. 2752, exp. 1, cuaderno último.
  • Butzer, Karl W. Y Barbara J. Williams, “Addendum: three indigenous maps from New Spain dated ca. 1580”, en Annals of the Association of American Geographers, vo. 82, 3, The Americas before and after 1492: Current Geographical Research (sep. 1992), pp. 536-542.
  • Cyphers Guillén, Ann y Nicole Spitalier, “Balances y perspectivas de la arqueología del estado de Morelos”, en Anales de Antropología, XXII, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 1985, pp. 41-70.
  • Frémont, Armand, La région espace vécu, editorial Flammarion, París, 1999.
  • García Besné Calderón, María de las Mercedes, “Posibles desplazamientos teotihuacanos durante el Clásico en Oaxtepec”, tesis ENAH, México, 1986.
  • García Rojas, Irma Beatriz, “El estudio histórico de la cartografía”, en Takwá, núm. 13, Primavera 2008, pp.11-32.
  • Giménez Montiel, Gilberto, “Territorio, paisaje y apego socio-territorial”, Culturas Populares e Indígenas, Región Cultural, Diálogos en la Acción, segundo etapa, 2004, pp. 315-328.
  • Gómez Serafín, Susana, Altepetl de Huaxtepec. Modificaciones territoriales desde el siglo XVI, Col. Científica 576, INAH, México, 2011.
  • Karl W. Butzer y Barbara J. Williams, “Addendum: Three Indigenous Maps from New Spain Dated ca. 1580”, en Annals of the Association of American Geographers, Washington, n. 3. v. 82, septiembre de 1992, p. 536-542.
  • Mundy, Bárbara E., The mapping of the New Spain. Indigenous cartography and the maps of the Relaciones geográficas, The University of Chicago Press, Chicago y London, 1996.
  • Oudijk, Michel y María de los Ángeles Romero Frizzi, “Los títulos primordiales. Un género de tradición mesoamericana. Del mundo prehispánico al siglo XXI”, en Relaciones, vol. XXIV, núm. 95, Estudios de historia y sociedad. El Colegio de Michoacán, Morelia, 2003, pp. 19-48.

 

[1]    En la actualidad esta población es denominada Oaxtepec por un proceso de exonimia.

[2]    Tenayo es una voz nahua que nos refiere a un “lugar de murallas de piedra” o a un “lugar de piedras”, haciendo alusión a la cantera de cal.

[3]    Ahuilican, palabra nahua que posiblemente se traduzca como “lugar de regadío de plantas”.

[4]    Pantitlan significa “lugar entre banderas”.

[5]    Cyphers y Spitalier, 1985, p. 47.

[6]    Tecoac, conocido como Culebra de Piedra, durante la Colonia también es llamado Ojo de Agua Blanca o El Bosque (Archivo General de la Nación, Ramo Tierras, vol. 2744, exp. 1, f. 91v).

[7]    García Besné, 1986, p. 114.

[8]    La palabra proviene del topónimo tlaluic: tlalli: tierra; uic que se deriva de uictli: zapa, azada; por lo que su significado podría ser “tierra de azada” o “tierra para trabajar con la azada”

[9]    Existe una importante diferencia sobre la elaboración teórica del significado que representa para las comunidades indígenas y para los investigadores los títulos de propiedad y los títulos primordiales. Para mayor referencia al respecto ver a Oudijk y Romero frizzi (2003).

[10]  Karl W. Butzer y Barbara J. Williams,1992: 536.

[11]  Mundy, 1996: 68, figura 30.

[12]  Es un corpus documental compuesto por un grupo de escritos de índole territorial que van del siglo XVII a principios del XVIII. Después de la Reforma Agraria de 1915, se sumaron a este corpus la cartografía, los litigios entre pueblos y los documentos que expidieron las dependencias agrarias así como los decretos presidenciales. En las comunidades suelen llamarles Acta de Nacimiento del pueblo debido a que en ellas se mencionan los inicios de su asentamiento.

[13]  La institución conocida como cacicazgo estaba conformado con algunas tierras consideradas patrimoniales, esto es, con las que durante la etapa prehispánica eran posesión de la pareja de gobernantes de élite

[14]  Este proceso fue un auto acordado.

[15]  AGN, Tierras, vol. 2752, exp. 1, cuaderno último.

[16]  Para mayor información sobre estos datos se recomienda leer a Gómez Serafín, 2011.

[17]  Los involucrados eran miembros del cabildo de Oaxtepec, el administrador de la hacienda de Pantitlán, los testigos examinados con conocimiento de los linderos y con la anuencia del teniente de la Villa de Yautepec.

[18]  Giménez Montiel, 2004: 315.

[19]  Frémont, 1999: 199.