No. 68, Abril-Junio

Hilados Veloces. Los obreros textiles y las fábricas de Río Blanco Veracruz y Soledad Vista Hermosa en San Agustín Etla, Oaxaca

Introducción

La fábrica de Río blanco en Veracruz y la fábrica de La soledad vista hermosa ubicada en el Municipio de San Agustín Etla, Oaxaca, formaron parte de un proyecto modernizador de la industria textil a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, dicho proyecto fue posible gracias a la participación de un sector obrero que se especializó en el manejo de modernas máquinas textiles. Dentro de este sector existieron migraciones laborales que establecen vasos comunicantes entre una y otra. Para sustentar lo anterior en el archivo sindical de la fábrica de Río blanco en Veracruz (2007) se detectaron varios obreros cuya procedencia era de municipios del estado de Oaxaca algunos de ellos de la fábrica de la soledad. Este hallazgo conectó a las fábricas y sus espacios. Lo que llevó a plantearnos el cómo los obreros textileros trascendieron con su cultura fabril para transformar sus comunidades de origen y dar vida a nuevas formas de coexistir.

Este trabajo propone realizar una revisión comparativa sobre fábricas textiles y el estado actual de sus edificaciones, en tanto su permanencia aún después de haber sido utilizados como espacios fabriles.

Previo a la existencia de la fábrica de textiles de Río blanco, en Orizaba Veracruz, el pueblo indígena de Tenango contaba con aproximadamente 500 habitantes. Tras la inauguración de ésta en 1892 y en un lapso relativamente corto de tiempo, hubo un aumento demográfico por la llegada de migrantes de otras zonas del país. Así, la población de Tenango pasó a ser de más de 3 mil personas.

Muchos de estos migrantes provenían de otros estados de la República Mexicana y contaban con conocimientos sobre la producción de textiles. Dentro de esta ola migratoria se encontraban personas del estado de Oaxaca que configuraron el tejido social, con sus costumbres y conocimientos a Orizaba. Con su fuerza de trabajo también dieron al país lo necesario para llevarlo a la “modernidad” ya que Río blanco fue considerada como la Manchester Veracruzana por su gran aportación a la industria textil en términos de innovación y técnica.

En 2007, el INAH-Veracruz realizó un trabajo de rescate y recuperación del archivo histórico del sindicato de Río blanco, Veracruz. Dentro de este proceso se salvaron más de 1300 tarjetones con datos sobre los obreros en la fábrica de Río blanco. Durante 2019, surge en mí el interés de hacer una investigación con los hallazgos anteriores e indagar más sobre estas vidas y las fábricas. Es así que para la primera etapa del proyecto aislé y trabajé 233 tarjetones que corresponden a los obreros procedentes del estado de Oaxaca. Para la segunda etapa del proyecto, junto con una asistente de investigación Cecilia Valdés Esquivel se efectuó una revisión tarjetón por tarjetón, para recopilar información y poder crear una base de datos y mapas que nos permitiera descifrar información valiosa sobre sus vidas como el lugar de origen, estado civil, número de hijos, edad y especialización laboral. Descubrimos que la mayoría de estos trabajadores provenían específicamente de los municipios de Teposcolula, Nochixtlán, Coixtlahuaca, Oaxaca centro, Tlaxiaco y San Agustín Etla. Los datos de los tarjetones también revelaron que, alrededor de 1913 y 1950, los trabajadores más jóvenes tenían aproximadamente quince años y los más grandes setenta y ocho; que desempeñaron labores como: vaporizadores, dobladores, blanqueadores, además de otras arduas faenas en el departamento de hilados veloces. La información contenida en los tarjetones permite asociar que, en Río Blanco se privilegió la contratación de obreros que ya contaban con experiencia en el área textil adquirida previamente en otras fábricas, como la de Soledad Vista Hermosa. De igual manera, encontramos un par de fichas con el oficio de músico, trabajo que también era requerido, ya que la fábrica contaba con una banda musical que se fundó en 1916 que amenizaba los eventos del sindicato de Río Blanco y que relatan algunos obreros que lo mismo tocaban danzones, valses, rigodones, mazurcas, polkas, marchas y hasta sinfonías. Con esto queda de manifiesto que se valoraba no solo la experiencia en términos técnicos, sino también en términos artísticos y en este último los oaxaqueños son bien conocidos por sus destrezas musicales.


Tarjetón recuperado por INAH VERACRUZ-Rescate archivo 2007 Río Blanco, Veracruz. Fotografía Ignacio Montes Rodríguez


Tarjetón recuperado por INAH VERACRUZ-Rescate archivo 2007 Río Blanco, Veracruz. Fotografía Ignacio Montes Rodríguez


Tarjetón recuperado por INAH VERACRUZ-Rescate archivo 2007 Río Blanco, Veracruz. Fotografía Ignacio Montes Rodríguez

La fábrica de soledad vista hermosa de acuerdo con el texto Historia obrera de las fábricas San José y La Soledad Vista Hermosa en Etla, Oaxaca, de Emma Yanes fue fundada el 16 de diciembre de 1884, cuando: el “gobernador de Oaxaca, Luis Mier y Terán, celebró un contrato con los señores José Zorrilla y Jacobo Grablisson, propietarios de las fábricas de San José Etla. El gobierno de Oaxaca concedería exenciones fiscales para el establecimiento de las fábricas de hilados, tejidos y estampados en la región de Etla, adecuada por su caudal de agua y la humedad de su ambiente. Los industriales extranjeros montarían en contraparte un motor hidráulico de sesenta caballos de fuerza para la electrificación de la ciudad de Oaxaca, y se verían obligados a portar a su costa la línea eléctrica entre la planta y la ciudad. Además se comprometieron al sostenimiento y educación de trescientos jóvenes del estado, con sueldo de veinticinco centavos diarios” (Novelo,2005)

Sin embargo, el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, refiere en la cronología de hechos históricos, el año 1883 en el que se fundó la fábrica textil de hilados y tejidos de Soledad Vista Hermosa.

En las crónicas recuperadas por Emma Yanes, Los Zorrilla poseían un poder equiparable al de los más grandes y poderosos hacendados del país. En la fábrica se encontraban más de 10,000 husos y telares que lograban una producción mensual superior a siete toneladas de manta[1]. Tras una década de malos tratos a los obrerons 1970, y a dos años de haber sido fundada la fábrica de Río blanco 1982 en La soledad vista hermosa empezaron los problemas económicos y se vio envuelta en un proceso en el que los obreros pugnaron por la administración de la empresa logrando una cooperativa en 1981.
Posteriormente  pasó a manos de particulares y cerró sus puertas por varios años. En el año 1999 la estructura de la fábrica fue recuperada por Francisco Toledo para convertirla en el Centro de Artes de San Agustín.

En ambos casos, Río blanco y La soledad vista hermosa no sólo fueron fábricas que impulsaron el desarrollo industrial del país, fueron espacios que atestiguaron actos humanos, como el amor, la amistad, la creación de familias y la lucha por los derechos obreros. Dentro de esas paredes se hilaron en la tela de vida de los trabajadores destinos que convivieron en un mismo espacio.

 En nuestra estancia en el poblado de San Agustín Etla, seguimos las pistas de los cuatro tarjetones que encontramos con referencia de obreros del poblado de Etla, y estas nos llevaron a familiares y algunos pocos obreros que aún seguían vivos y relataban haber trabajado en la fábrica de la Soledad y en la “Manchester Veracruzana”. Uno de estos obreros fue Don Heliodoro Hernández, a través de su testimonio en una entrevista semiestructurada, nos develó que, había más de 900 trabajadores por día entre tres turnos, el área que más le gustaba eran  los telares de tejidodurante el segundo turno de 15:00 a 22:00 horas, pues le permitía comer con su familia e ir y regresar a caballo de su rancho en San Agustín Etla. Con excepción de los sábados, porque se quedaba el fin de semana en el rancho ubicado en la corona, cultivando y cuidando sus árboles de duraznos y manzana, de los cuales Don Heliodoro al hacer memoria en la entrevista, recordó con mucho gusto y orgullo esa época de su vida. Ese transitar entre la vida rural y el trabajo arduo en la fábrica, era posible gracias a la alternancia de dos mundos: el natural y el artificial.

 Es indiscutible que las máquinas se deben al obrero, porque es a partir de su fuerza de trabajo que los espacios fabriles cobran vida tan es así que las calderas parecen respirar, el corazón de las turbinas late y la voz de la fábrica a través del manejo de los obreros se hace presente y estridente. Entre todos los ruidos que parecen caóticos, pero tienen su propia lógica de ritmo al que tienen que sonar para poder funcionar, se crea música. Esa melodía que pareciera entendible solo para los directores de la orquesta que son los obreros, que se entienden con ese lenguaje y que se comunican con ella y entre ellos. La turbina les susurra cuándo bajar la velocidad de la banda, porque se adelantaron algunos telares, o cuando es posible dar máxima potencia para incrementar la producción. Según los obreros, las máquinas también les hablan cuando enferman y ellos saben de qué se queja existe una relación íntima con la máquina para que la fábrica pueda funcionar.


Don Heliodoro Hernández, San Agustín Etla, Oaxaca. 2021, fotografía Maricela Figueroa Zamilpa

Repensar en la importancia de los obreros y en su impacto en términos económicos, políticos y sociales es de vital importancia porque permite visibilizar a un sector de la población que con su fuerza de trabajo dio paso a la era industrial en México.

Desde la perspectiva de la autora María Novelo el impacto de lo que significó el arranqué de la era industrial en México es mucho más profundo  aleccionador porque nos permite un acercamiento a la comprensión del proceso industrializador y cómo fue tomando carta de nacionalidad.”

Es importante mencionar que durante la era industrial también se dieron injusticias, explotación, revueltas,  huelgas, la muerte y la vida. En las fábricas los trabajadores comenzaron a cuestionarse el sentido del trabajo, las condiciones que merecían para tener una vida digna, la forma de recuperar su espacio laboral con justicia social, lo cual implicaba mejores salarios, horarios de trabajo razonables y la creación de sindicatos con el cometido de proteger y velar por los derechos de los trabajadores.

A lo largo de la historia el trabajo y la reflexión de su importancia en la sociedad ha sido un tema de relevancia y de investigación como ejemplo  Engels señaló en su ensayo El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, la siguiente reflexión:

“El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía política. Lo es, en efecto, a la par que la naturaleza, proveedora de los materiales que él convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre.” [2]

 

La reflexión de Engels permite recordarnos hasta qué punto el trabajo es indispensable para nuestras sociedades, no solo como una forma de subsistir sino como una forma de dar sentido a la vida a través de las actividades laborales que realizamos y el tiempo que destinamos a él.

Pero ¿qué pasa con los espacios cuando dejan de producir y qué queda de los actores sociales y su memoria cuando ya no hay vida laboral en las fábricas? A partir de nuestro estudio comparativo podemos advertir que existen dos escenarios.

En el caso de Río blanco Veracruz, fue el deterioro, el paso del tiempo, la destrucción y su nula restauración. Poco ha importado la relevancia histórica  de “La Manchester Veracruzana”, y todo lo que en ella sucedió en términos de historias de vida y de la propia edificación como patrimonio que alberga no solo la fábrica de textiles sino la vivienda de los obreros con casas de 24 metros cuadrados, iglesias para la práctica de fe [3] espacios recreativos como baños de vapor, el teatro de Río blanco en donde se proyectaron películas como “Las minas del Rey Salomón  y Casa Blanca” y algunas obras de teatro. En este espacio también se fundó la escuela textil entre 1907 y 1910 y tiempo  después se crearon las primeras escuelas para obrero bajo la responsabilidad del sindicato y del ayuntamiento de Río blanco.

En el texto Educación de los obreros en Río Blanco, de Martha Patricia Ochoa Fernández refiere que en 1917 se crearon las primeras escuelas para obreros, llamadas “Pro Paria” y la “Rosa Luxemburgo” para obreras.

Habría que resaltar que gracias a sus modernas instalaciones, y a la oportunidad de especialización y educación que ofrecía el complejo fabril, fue que se convirtió en una de las fábricas más importantes en el país y a la cual muchos trabajadores buscaban pertenecer, sin mencionar los altos niveles de producción y el impacto y derrama económica  que dejaba la fábrica gracias al trabajo especializado de los obreros y su mano de obra.

Lamentablemente hasta la fecha no existe un proyecto de recuperación del complejo fabril de Río blanco y no ha existido. Lo anterior, lleva  a lo que Novelo enfatizó “como la necesidad de proteger y estudiar el patrimonio industrial en México”

  “Es a través del conocimiento de sus vestigios, que la historia del trabajo, de la tecnología, de la arquitectura fabril, de los procesos sociales contradictorios que han parido a nuestra actual sociedad, podrían documentarse mucho más si los responsables de definir las políticas culturales se deciden —previa autoconcientización— a considerar que a estas alturas del desarrollo social resulta indispensable conocer más nuestro pasado industrial, reglamentar su protección y vigilar con mucho más rigor que el que tienen actualmente las intervenciones irresponsables que han acarreado la destrucción de una buena parte del patrimonio cultural mexicano” [4]

La fábrica La Soledad Vista Hermosa solo probo las hieles del abandono un par de décadas, ya que el rescate de la edificación y la planeación de un proyecto que revitalizará este lugar se dio gracias a la visión del Maestro Toledo años más tarde.

Este proyecto nombrado CASA (Centro de las Artes de San Agustín) tiene como uno de sus objetivos realizar talleres, cursos, diplomados y concursos entre otras actividades. Este recinto se ha dado a la tarea de convocar con éxito de manera nacional, internacional y local a las personas para las actividades artísticas y formativas que proponen. La naturaleza del proyecto permitió que sobreviviera el patrimonio a través del rescate de la edificación, pero también generó una nueva brecha para su permanencia y conservación a través de darle un nuevo sentido y uso al espacio de la fábrica.

 La estructura de la fábrica de La soledad vista hermosa sigue en pie y por ende, también lo que fue en sus orígenes, al conservarse la fábrica se conserva también su historia y la memoria de lo que fue un lugar en el que a partir de la fuerza de trabajo de cientos de obreros, máquinas y tecnologías extraordinarias para su época, se permitió la confección y producción de miles de telas que serían vendidas de manera nacional e internacional con grandes ganancias económicas con las cuales comenzará el proyecto modernizador de la nación. La fábrica de La soledad dio sustento a cientos de trabajadores, ahí se configuraron relaciones laborales y sociales que dieron identidad a su espacio de trabajo, pero también al propio pueblo ya que la fábrica traería consigo transformaciones importantes desde el paisaje natural debido a la construcción del complejo fabril, la introducción de la lógica industrial en la rural, así como el contacto con las novedades e innovaciones que implicaba trabajar en la fábrica de textiles, así como las nuevas lógicas y retos que imponía la tecnología en los trabajadores.

En las dos fábricas podemos encontrar la importancia del discurso de la memoria histórica del sector obrero y se consideran espacios que en su momento fueron puntas de lanza en la modernidad técnica y productiva de su época. Sin embargo la fábrica de La soledad al ser recuperada y restaurada como espacio de talleres y exposición artística, se convierte en un referente cultural que ahora incentiva el arte en sus talleres, promueve la cultura y la educación.

A manera de conclusión, me gustaría hacer hincapié en que creamos nuestra identidad por nuestras proximidades sociales, pero es claro que el encuentro de nuevas realidades y de tiempos pasados, construyen hoy nuestros horizontes de sentido. Es así que las fábricas de antes y las de hoy producen más allá de lo material, nos dejan relatos, personajes emblemáticos. Es por eso que tenemos el deber de seguir luchando por producir en mejores condiciones y no olvidar que el trabajo tiene que ser digno.

 

Bibliografía

  • Díaz García, Bernardo “Apuntes sobre la huelga de Rio Blanco” Anuario II, 1979.
  • Engels,  Federico, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre 5° ed. México: Éxodo 2014.
  • Novelo Oppenheim, Victoria “Herencias culturales desconocidas el caso del patrimonio industrial mexicano.” Cuadernos de Antropología Social. 2005.
  • Yanes Riso, Emma  “Historia obrera: las fabricas San José y La soledad Vista Hermosa en Etla, Oaxaca.” Mundo Nuestro. Ver: https://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/historia-obrera-las-fabricas-san-jose-y-la-soledad-vista-hermosa-en-etla-oaxaca. Consultado el 12 de agosto 2021

 

[1]    Emma Yanes Riso,  “Historia obrera: las fabricas San José y La soledad Vista Hermosa en Etla, Oaxaca.” Mundo Nuestro. Ver: https://www.contemporánea.inah.gob.mx/del_oficio_emma_yanes_rizo_num_10

[2]    Federico Engels. 2014 El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre 5° ed. (México: Éxodo 2014), 78

[3]    Bernardo Díaz García, “Apuntes sobre la huelga de Rio Blanco” Anuario II, 1979, p 193

[4]    Victoria Novelo Oppenheim, “Herencias culturales desconocidas el caso del patrimonio industrial mexicano.” Cuadernos de antropología Social. 2005, 46