Número 5
10 Estado democrático, un ámbito de inscripción de las luchas, las resistencias, las conquistas y la presencia populares, no es menos cierto que las correlaciones cambiantes de las fuerzas sociales que el Estado con - densa material e idealmente se registran en un siste- ma de aparatos y de leyes que articula internamente con la violencia. La ley conforma el orden represivo y la organización de la violencia ejercida por el Estado. Instituye los espacios de aplicación y los objetos de la violencia. Estructura las condiciones de funciona- miento de la represión, designa sus modalidades y encuadra sus dispositivos. Lejos de la escisión-opo - sición entre ley y violencia, la ley constituye el códi - go de la violencia pública organizada. De ahí que la cuestión de los límites o las garantías que el Estado, como Estado de derecho, pone contra su propia vio - lencia sea siempre una cuestión abierta, que se jue - ga en el campo de la correlación de fuerzas sociales. De la presencia organizada y el poder efectivo de los grupos subalternos en la trama estatal, en cuanto el Estado tiene el monopolio de la violencia física y le - gal, en orden a la administración de la muerte y la vulneración de los cuerpos individuales y sociales 2 . Esto tanto en los términos materiales inmediatos de la represión, como en los no menos materiales -por mediatos- de la gestión de la economía, de la urdim - bre social y la cultura, por cuenta propia y a cuenta de los sujetos sometidos a su ley. Cuando la violencia estatal -en el complejo sen- tido apuntado- es ejercida contra una parte de la so - ciedad civil, y tiene por objeto –empírico, demostra - ble- la eliminación de una categoría o grupo de sus ciudadanos -en las formas múltiples y diversas que admite el concepto de “eliminación”-, actúa según el método del genocidio 3 . 2 Cfr. Poulantzas, N., Estado, poder y socialismo, Mexico, Siglo XXI, 1979. 3 Definición de Actos Genocidas, Asamblea General de Naciones Unidas, 1948: “Actos genocidas son aquellos co- metidos con la intención de destruir total o parcialmente Pero la máquina de muerte que administra el Estado no tiene sólo un alcance parcial. No se limita al exterminio o mutilación de uno o algunos grupos. La violencia de esa acción mortífera, cualquiera sean sus formas, sus objetos específicos, los dispo - sitivos y los aparatos de su ejercicio y su modula - ción, entraña invariablemente el borramiento del asesinato . Es decir, la violencia de la denegación 4 , que constituye siempre un momento interno del ejercicio del poder dominante en que se articulan la ley, el terror y la legitimación de la violencia. Ésta es la catástrofe epistémica , del orden del saber, que apareja con el terror como política de Estado, y con - fiere a éste su alcance masivo : no sobre uno, o al - gunos grupos, sino sobre todos . Lo que está en jue - go aquí no es sólo el exterminio de determinados sectores sino, en lo esencial, la invisibilización del crimen: su expulsión del campo de la memoria de los sobrevivientes. Para éstos, y por medio de ellos para el conjunto que forman con las generaciones que los preceden y le siguen, esa violencia pone en suspenso lo simbólico . Agujerea como sin-sentido , y corporiza en el sin- lugar . Alcanza, para destruirlas, a la memoria y al territorio de lo social 5 . Lo que se borra como no habiendo tenido, o no estar teniendo lugar, no tiene lugar donde inscribirse para ser pensado, y para articular los cuerpos y los cursos de las historias individuales con los de la histo- grupos nacionales, étnicos, raciales y/o religiosos. Ellos son: a) asesinato de miembros del grupo; b) causar serios daños corporales o mentales al grupo; d) infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para generar daños físicos to- tales o particulares...” 4 Cfr. Kaës, R.,”Rupturas catastróficas y trabajo de la me- moria”, en Violencia de Estado y psicoanálisis, Buenos Aires, Centro editor de América Latina, 1991. 5 Sobre los temas del lugar de la memoria y la territorializa- ción en la conformación de la Nación, entendida como moda- lidad específica de articulación social, cfr Rivadeo, A. M., Lesa Patria. Nación y Globalización, FES Acatlan, UNAM, 2010.
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