Número 5

39 dida entre los colonos. Por el momento no se no- tan síntomas de fricciones religiosas en Huitzilac, aunque es probable que estén erosionando ciertos lazos familiares y comunitarios. Los servicios educativos dispersan los flujos es - colares a nivel secundario entre Tres Marías y Cuer - navaca. Los jóvenes frecuentan poco la cabecera municipal y Tres Marías, prefiriendo Cuernavaca como centro ofertador de empleo, servicios y ám - bitos recreativos. La apertura en 1990 de dos líneas de transporte colectivo, que cubre el trayecto de Tres Marías-Cuernavaca por la Carretera Federal, ha reforzado esta tendencia de flujo cotidiano de estos huitzileños. Al mismo tiempo estos pobladores nativos, se convirtieron en los promotores de una red mayor de participación en torno a la fiesta del santo patrón de la cabecera municipal, pero sin lograr una respues - ta participativa de los propietarios fuereños. Ellos recibieron los talonarios de recibos de parte de las autoridades municipales, para cobrar las cuotas pro- fiesta de San Juan Bautista, santo patrón de la cabe - cera municipal, que se celebra cada 24 de junio. Ante su ostensible fracaso, las autoridades municipales vi - sitan a los colonos, pero sin lograr su cometido. Tal actitud de los colonos se convierte en una fuente de tensión en sus relaciones con las autoridades muni- cipales y el pueblo huitzileño. Para los lugareños, los colonos no saben en qué espacio político-religioso viven, están presos de egoísmo y avaricia, no quieren ni respetan la tradición, no cooperan. Las autoridades municipales intentaron mejorar sus relaciones con los colonos de los fraccionamien- tos ofreciéndoles servicio de recolección de basura y vigilancia. Su oferta de recolección de basura, resul - taba atractiva por sus bajos costos, sin embargo, sólo uno de los fraccionamientos contrató dichos servi- cios. Este acuerdo, de limpieza y vigilancia, fue uno de los motivos centrales de disidencia de los colonos de Monte Bello con su mesa directiva, forzando su remoción y la cancelación del servicio. La mirada de un sector de los colonos, estaba plagada de prejui - cios sobre la potencial criminalidad de los vigilantes. Las rondas, presagiaban en su imaginario, eran ame - nazas de robos y asaltos potenciales. Las relaciones entre las autoridades municipales y los colonos estaban fuertemente teñidas de ambi - valencias y conflicto. Un funcionario municipal testi - monió hacia 1990 sobre los colonos: “Según ellos tienen un contrato con Recursos Hi - dráulicos que solamente ellos deben usar esa agua (la del arroyo Las Trancas), pero hay cientos de per - sonas que no tienen agua. Ellos son avaros. Yo me estoy muriendo de sed y allá abajo están tirando el agua, pero no son capaces de regalar a ninguna per - sona una cubeta de agua. Yo me he expuesto a hacer solicitudes de agua para dos escuelas, una primaria y un jardín de niños, ahora telesecundaria, estoy can - sando, no me autorizaron la toma. Quien está administrando nuestra agua, es una persona egoísta. Yo quiero asumir un puesto públi - co y organizar a los camioneros, a los deportistas que son 400 jóvenes y les voy a decir: a partir de mañana vamos a tomar el agua de los fracciona - mientos. ¡Y que venga Recursos Hidráulicos! Ellos son egoístas, nosotros podemos ser tres o cuatro veces peor que ellos. En su defecto, señores colonos de los fraccionamientos: si quieren agua en lugar de pagarle a recursos Hidráulicos, van a pagarle a Huitzilac que le hacen falta muchas cosas”. 42 Los colonos, en su mayoría defeños, han opta - do por remarcar sus distancias sociales y simbóli - cas frente un poder local, que recusan como ajeno. Para muchos de los colonos este evento religioso- festivo, constituía una forma no deseada de “na - quearse”. Además de ello, los colonos reivindicaban su derecho de opción individual de adherir o no a tal cual evento, de fijar su propia cuota de coope - ración con la fiesta de Huitzilac o con la escuelita, pareciéndoles impositiva las cuotas fijas señaladas por el municipio. 42 Fonoteca/ENAH, s/f: secretario de la Presidencia Muni- cipal de Huitzilac.

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