Número 5

6 dencia del sistema capitalista que cada día más cí - nica, insolente y desvergonzadamente sigue explo - tando al pueblo de México, sin embargo, en esta ocasión particular, es de nuestro interés el comentar en relación a dos de las estrategias que ha venido aplicando este sistema para mantenerse en el poder y haber logrado su larga permanencia, mismas que encontramos fueron ya utilizadas desde hace miles de años atrás, y con los mismos fines: 1.- El uso irrestricto de los medios masivos de comunicación como vehículos de trasmisión de los discursos que les resulta necesario reproducir para bombardear la mente de la población –ahora espec- tadores- hasta convencerlos de los supuestos benefi - cios de vivir dentro de este sistema. 2.- El control y manejo ideológico del pueblo a partir del uso del aparato coercitivo y de cohesión que ha resultado ser el más eficaz a través del paso de los tiempos: la religión. Al visualizar algunos de los factores determinan - tes en los procesos civilizatorios de la época prehispá - nica en nuestro país, en el Área Maya, precisamente en el sur del actual Estado de Quintana Roo, hemos podido corroborar que los grupos humanos que sus- tentaban el poder gobernando a los pueblos aleda- ños, hicieron uso de estas mismas dos estrategias aplicadas hoy por nuestras clases dominantes : con el propósito de reforzar la repetición de los discursos de dominio que les permitieron legitimar su estadía en el poder como gobernantes por cientos de años, los grupos de mando mayas se apoyaron en el uso de los medios masivos de comunicación de su épo - ca para trasmitirlos, haciendo uso de los monolitos conocidos con el nombre de “Estelas” y de las facha - das de los edificios (ya fueran palacios o construccio - nes de orden administrativo) del área nuclear de las ciudades que funcionaban como centros-rectores de una región. Las fachadas fueron ricamente cubiertas con grandes murales de estuco, en los que supieron modelar finamente una serie de signos, símbolos e imágenes de personajes para representar una parte de la historia del gobernante, la realeza de su linaje y, algunos de los nombres de los pueblos que logró con- quistar durante su mandato, pero, sobre todo, enfati - zando el nexo directo de su linaje con algunos de los dioses, vínculo que hacía de él su representante di - recto en la tierra, convirtiéndolo así en hombre-dios, en un discurso religioso con el que acostumbraron manipular ideológicamente a los pueblos conquis- tados y que era usado, muy sagaz y eficientemente como aparato de cohesión de la sociedad. Podemos imaginar cómo debieron de haber sucedido los hechos: en las ceremonias efectuadas en las plazas principales de las ciudades prehispá - nicas mayas, los invitados que asistían se sentaban cómodamente en las graderías que se encontraban en la parte baja de las fachadas de los edificios, vien - do precisamente hacia el centro de la plaza principal, pero, no obstante la ubicación donde se encontrara sentado, el espectador no podría evadir el visualizar los textos de los discursos plasmados en todas las fa - chadas de los edificios que los rodeaban; de tal for - ma, los asistentes eran bombardeados con discursos tanto visual, como auditivamente. Algo me hace suponer que durante el 2012 sere- mos hostigados de manera semejante. Otro de los daños ocasionados por el capitalismo es el haber permeado al interior de las capacidades de interpretación de los hechos históricos acaecidos durante la época prehispánica en nuestro país. Es comúnmente aceptado por los especialistas, como juicios que se repiten sin ninguna crítica, un momen - to cronológico en el que sucedió el llamado “Colapso Maya”, cuando se considera que la civilización maya se atomizó, desapareciendo irremediablemente. Desde hace varias décadas, un gran número de In - vestigadores han dado por cierto este hecho. El mencionar repetidamente y dar por cierto que en un momento del tiempo prehispánico la Cultura Maya se colapsa, responde a una interpretación que fluye de una visión errónea, franca y llanamente Ca - pitalista, misma que no se permite, ni tiene la capaci - dad de entender que existieron -y pueden re-surgir aún en la actualidad- reestructuraciones sociales cu-

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