Número 9
6 El Primero de Mayo en América Ricardo Melgar Bao L a crisis mundial no lleva los mismos ritmos e impactos en los diversos países y continen - tes, los trabajadores en doce países europeos con mayor o menor grado, los trabajadores recibieron los influjos negativos sobre sus em - pleos, sus salarios y sus derechos. En Grecia el Frente Militante de Todos los Trabajadores convocó a sus adherentes a un acto de solida - ridad con los paristas de la Acería Griega que cumplen seis meses en resistencia, mientras las dos centrales obreras en la plaza Kotzia de Atenas bajo el lema : “Ninguno solo, juntos podemos triunfar”. En España hubo masivas manifestaciones en 89 ciudades contra el go - bierno de Rajoy y el capital. En Francia el clima electoral tiñó de rojo y tricolor los mítines. Los mártires de la Comuna de París y de las 8 horas en Chicago desde la izquierda y Juana de Arco desde la derecha, han generado una polariza - ción simbólica. Bajo tal contexto, el primero de mayo, motivó reflexiones, denuncias y movili - zaciones. En los Estados Unidos aconteció un cambio notable gracias a los trabajadores in - migrantes al apropiarse del 1 de mayo; recuér - dese que en dicho país el día de los trabajado - res es diferido hasta septiembre. En América Latina, Cuba se esmeró en con - vocar a una multitudinaria movilización de tra - bajadores, pero que en sus lemas se repite su falta de autonomía frente al Estado y el Partido, reeditando lastres análogos a los cribados en los extintos países socialistas europeos. Chile des - tacó por la masiva movilización autónoma de sus trabajadores, mientras que en México fue decepcionante, no por las demandas de los ma- nifestantes sino por la pérdida de capacidad de
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