Número 12
16 Alberto Híjar Serrano ¡ A l ladrón! grita el ladrón para desviar la culpa y el castigo. Así proceden Margarita y Pedro Canales al acumular cargos falsos contra la Coo- perativa El Ocotenco, defensora del bosque y el agua de Zacacuautla, el pequeño poblado de 1300 Talamontes al ataque habitantes en la frontera de las Sierras de Hidalgo y Puebla. Margarita Canales ha presentado las colindan- cias de su terreno ilegal para lo cual presenta docu - mentos firmados por puros muertos. Con su herma- no Pedro, acusa al Ocotenco de la tala de 25 árboles y de cortar mil metros de alambre de púas, de que- mar una motosierra, de robar machetes y otras he - rramientas y de lesionar a un chofer y sus acompa- ñantes. Los dictámenes inmediatos determinan que no hay lesiones graves por lo que los Canales han de- cidido fabricar delitos como la del derribo el sábado 11 de dos árboles al pie del manantial para inculpar a quienes han renovado el patrullaje de día y de noche para impedir nuevas incursiones de los talamontes desesperados porque la gran zanja abierta por los defensores del monte, impide el paso de camiones para sacar la madera. 113 trozos de 2.5 metros per- manecen desde enero numerados aunque nueve fueron sacados con una camioneta. Los Canales se amparan con un título de propie- dad falso y además de hacerse las victimas en cartas al gobernador de Hidalgo, a la Comisión Estatal de Derechos Humanos y a la Secretaría de Gobernación de Hidalgo, compran testigos falsos instruidos por cuatro abogados corruptos para inculpar a la Coope- rativa El Ocotenco de robo, daños, lesiones y ahora de ataques al bosque. Lo grave es que los testigos oficiales han sido intimidados y ni el juez del Municipio de Acaxochit- lán que citó a una falsa audiencia de conciliación a Trinidad Templos, Blas y Vicente Islas para sorpren- derlos con una patrulla municipal dirigida por Pedro Canales, ni los policías que se prestaron a esta sucia maniobra para entregarlos en Tulancingo al Minis - terio Público que de inmediato los encerró en una celda llena de delincuentes comunes, ni los policías
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