Número 12

20 aquello que dicen defender los del PRI? Si hoy nos tapamos la nariz, ¡pronto no podremos respirar! Concuerdo con la autora de “¿Y ahora qué?” en que deben llegarse a consensos para el bien de la Nación; pero ¿es que ella no recuerda que para evitar la privatización de PEMEX, impulsada por el PRIAN, fue necesaria la toma de las tribunas del Congreso y las movilizaciones de cientos de miles de mexicanos, a iniciativa de AMLO, para obligar a los poderes –del Estado y fácticos– a retroceder? Es posible que estemos en el mismo avión, pero la “hoja de ruta” y el destino parece que no nos son comunes con quienes, por ejemplo, han decidido seguir comprando la mitad de los derivados del petróleo a los Estados Unidos en vez de construir refinerías aquí. Tampoco compartimos los mismos intereses con quienes quieren aprobar la reforma laboral, que hará más fácil y barato despedir a los trabajadores, para “flexibilizar el empleo”, “atraer el capital transnacional” y generar “400 mil pues- tos de trabajo”, precisamente ruleteando los pues - tos de aquellos a quienes despedirán. Por otro lado, la autora del artículo ensa - ya una explicación psicologista a la resistencia a “negociar”, porque, según ella, la “resistencia a ser prudente o moderado tiene que ver con esta valoración (debilidad) que se desprende del ma- chismo”. Claro, la “moderación” que solicita es a quien no quiere dar por terminado el fraudulen- to proceso electoral y luchan, por las vías legales, porque se recupere el imperio de la ley. ¿Acaso la terquedad (supestamente machista) proviene sólo de quienes cuestionan la legalidad y legitimidad de dicho proceso? Los “ganadores” ni siquiera tienen el dilema de mostrarse o no “tercos” –sino como comprensivos “defensores de las instituciones”–, y bajo esta lógica, cualquier concesión, como “ten- der la mano”, ya los “redime”; como dice Peña: “en esta elección, México ganó”. ¿Si? ¿El violador, no es machista? No, pues, para el razonamiento de Lamas, López Obrador, “bajo el mandato simbóli- co de la masculinidad”, “desprecia características como la moderación y la prudencia, que son vivi- das como ‘femeninas’”. Lo que objetivamente pue- de verse, hoy, es que AMLO está jugando más bien como una figura simbólica de contención , es decir de la prudencia : sin su opción por dirimir este pro- ceso dentro de la ley, el desborde de las masas ya se hubiera dado con consecuencias impredecibles, pero esto tiene sus límites, y su desarrollo no ne - cesariamente puede depender sólo de lo que haga o no haga López Obrador, porque si se lee con sensibilidad, hay mucha indignación y rabia en el ambiente. Muchos actores sociales, y no sólo l@s jóvenes de “Yo soy 132”, vienen gritando (quizá no los han escuchado, ojo: no sólo oído): “Si hay im- posición, habrá revolución”, y la Constitución de- termina ciertos límites a su violación, y, al parecer estamos dentro de dichos límites… En este sentido, una mención aparte merece lo que decenas de miles vienen diciendo: la resis- tencia ya “No es (sólo) por López Obrador, es por la democracia” (pancarta), y se viene perfilando un escenario de crisis semejante –o superior– al que vivimos en el intento de desafuero , cuando Fox, enfilando contra él todo el aparato del Esta- do intentó meter a la cárcel a AMLO –por querer construir una calle que diera acceso a un hospi- tal– y movilizó a más de un millón de personas en la “Marcha del silencio” y obligó al poder a re - troceder. Recordemos, por si hace falta hacerlo, que hoy no está en juego, como aquella vez, una probable futura candidatura: hoy se intuye-sabe que nuevamente le robaron la presidencia, pero también tengamos presente que nuevas fuerzas se organizan, entre ellas las de los jóvenes estu- diantes, y la indignación es mayor, y crece…, salvo para algunos intelectuales que ya quisieran que el tiempo-concluya y ya han empezado a moverse y “cooperar”. La Jornada , al reseñar la marcha del sábado 7, dice muy expresiva y sintomáticamente:

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