Número 12
21 “Sin líderes, sin templetes, sin oradores, sin discur- sos, la megamarcha de ayer fue contundente en su objetivo: gritar a los cuatro vientos el rechazo a ‘la imposición’ de Enrique Peña Nieto” (08-07- 12). Dicha manifestación (de “decenas de miles”) inclusive estuvo antecedida por la confusión de quien convocaba: Anonymus , después, se encargó de aclarar: “La marcha es de los que asisten”. “Ponerse de acuerdo” es precondición, dice Lamas, para que la nación avance, pero, ¿acaso no hemos escuchado esto reiteradas veces luego de que nos han “tranzado”? Y lo seguiremos escu- chando si en algún momento de la historia no lo paramos con la fuerza de la ley, y se sigue solapan- do (“por esta última vez”) el fraude y la ilegalidad. “Pese a las inconformidades y sospechas”, dice Lamas, “busquen consensos, hagan negociaciones y pacten”. Qué tal si empezamos por pactar lim- piar las elecciones, que se retorne a la legalidad y que las instituciones hagan lo que les corresponde como tales y no encubran el descarado secuestro de la voluntad popular, vía la manipulación mediá- tica, el uso del dinero público a favor de una fac- ción y la compra de votos. Es vergonzoso escuchar a las señoras que esperaban un mejor pago por su voto (decían que les ofrecieron setecientos, y sólo les dieron cien pesos) quienes a gritos reclaman y dicen: “lo hice por necesidad” 4 . La vergüenza no es 4 Algunas lo hicieron hasta por “tomarse el día” y variar de actividad, como una señora, que protestaba por el incum- de ellas, lo es del Estado mexicano que las orilla a dicha condición de pobreza y de los que apro- vechando esa situación les compran el voto; pero la vergüenza también lo es de los empresarios del “capitalismo de cuates” y la corrupción e impuni - dad oficiales y privados. “… o nos salvamos juntos o no se salva nadie”, dice Lamas, y acude a una figura autoritaria que invoca la imagen del miedo, de lo irrecusable, de lo inevitable. Así es que nos salvaremos juntos, con el “gober precioso”, con Televisa, con los que entregan los bienes de la nación al capital trans - nacional, con los defraudadores electorales, con los que socavan la institucionalidad… Con el “pac- to”, en realidad los salvaremos a ellos, pero como el alacrán al sapo que lo ayudaba a cruzar el río, nos seguirán picando en el camino. Habría que re- cordar que hasta ahora, entre otras cosas porque el fraude electoral (1988, 2006) lo posibilita, hay quienes no sólo se vienen “salvando”, sino enri- queciendo desproporcionadamente, sino véase nomás cuantos “Forbes” mexicanos ya tenemos. Estas reflexiones también son más bien pen- samientos “en voz alta”, tienen la limitación de lo personal y privado, pero también las comparto, porque a medida que platico con algunas perso- nas, les veo cierta utilidad. Buena suerte. plimiento del pago: “Yo hasta cerré mi negocito, y me vine a apoyar al PRI”.
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