Número 12
23 funerarios y de uso ritual, lo que condicionó que cantidades extraordinarias de diversos materiales de origen orgánico fuesen depositados como ofren- das, comparables con lo obtenido en otros proyectos arqueobotánicos realizados en el norte del país, en Oaxaca y en Puebla. Entre varias interpretaciones que se derivaron de las excavaciones y la consiguiente recuperación de dichos materiales botánicos, se puede mencionar que el inventario de plantas ayudó a comprender a su vez las actividades relacionadas con la domesti- cación y aprovechamiento de las especies vegetales que se desarrollaban entonces en el entorno de los sitios mencionados. Como parte de los más de diez mil objetos recu- perados en ambas cuevas, destaca una vasija depo- sitada como parte de una ofrenda en el entierro de un individuo de 10-12 años de edad, el cual estaba envuelto en un petate y acompañado con los restos de un perro. La necesidad de contar con contenedores para líquidos, transportar o guardar semillas, llevó a nues- tros antepasados al uso de diferentes frutos. Los ade- cuados para resolver esas necesidades fueron frutos de diferentes plantas que actualmente conocemos como guajes, bules, calabazas, tecomates o jícaras, para mencionar algunos ejemplos. Las evidencias arqueológicas, muestran que esos recipientes se utilizaban sin ninguna decoración o con ella, esgrafiándolos cuando están verdes, como es el caso de los que actualmente se utilizan en Ta- basco y Oaxaca, o bien sometidos a la aplicación de un revestimiento, laqueados como los actuales de Chiapas (Chiapa de Corzo), Guerrero (Temalacatzin- go, Olinalá, Acapetlahuaya y Ocotepec) y Michoacán (Pátzcuaro y Uruapan). En estos tres últimos estados, destacan los ob- jetos ampliamente citados por los cronistas por su vistosidad y resistencia al uso cotidiano, resistencia proporcionada por la adición de tierras, pigmentos colorantes y aceites de origen animal o vegetal, de acuerdo con la región. La vasija recuperada por el PAT, está elaborada a partir de un fruto de “guaje” o “cirián” y está de- corada principalmente con elementos animales, con la técnica de laqueado. Dicha������������������������ técnica se aplica recu - rriendo a materias primas minerales, vegetales y ani- males, que hechas polvo y mezcladas con aceites se usan en la decoración de objetos variados y consta de por lo menos dos capas de laca; la superior o más externa de ellas se excavó para formar las figuras or- namentales. Esta técnica recibe el nombre tradicio- nal de “rayado”. Algunos investigadores opinan que el laqueado como técnica decorativa proviene del medio oriente y que fue introducida a América a través de la Nao de China, pero esta vasija en particular, fechada con la técnica de carbono 14, tiene una antigüedad de 350 años antes de Cristo, lo que demuestra lo ancestral de su elaboración. Las tierras empleadas son similares en todos los casos: se trata de cuarzo y carbonatos de calcio y de magnesio que reciben diversos nombres de acuerdo con la región donde se elaboran. Para utilizarse, las tierras se convierten en polvo mediante un proceso de tostado (Guerrero y Michoacán) o bien disolvién- Frutos del cuautecomate o cirián
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