Número 12
9 tras se aplicaba en México un temerario recorte pre- supuestal a la educación pública superior, su gasto militar siguió escandalosamente a la alza, totalizando ya los 4,859 millones de dólares. Calderón cerró 2011 con otro aumento de 5.7 por ciento en gasto militar, que representa con respecto a 2002, un crecimien- to del orden del 52 por ciento, según datos del Sipri (Stockholm International Peace Research Institute). Al decir de una analista, el aumento en el gas- to social en México desde el inicio del Gobierno de Calderón a la fecha fue tan sólo de un 1.58 %, mien- tras que el de “seguridad” fue del 44 %. ¿Puede ha- ber cifra más contundente acerca del estado de con- ciencia y del alcance de este tipo de “gobernantes” y “gobiernos”? En ese horizonte, el presupuesto en educación básica simplemente no aumentó a lo largo de todo el sexenio que ya concluye. En cambio, la Se- cretaría de Gobernación incrementó sus recursos un 50.7% real, usando como taparrabo la incorporación del secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública, mientras que la Secretaría de la Defensa Na- cional se despachó con una alza del 12.3 % adicional para defender “el territorio nacional” acosado por los fantasmas calderonistas. 8 Los procesos de democratización que como el caso del mexicano no tocan ni con el pétalo de una rosa a sus ejércitos y policías cojean del pie de- recho. Recordemos que las instituciones militares y policiales, gracias a sus fueros jurídicos especiales, siguen gozando de su prolongada y excepcional pri- mavera de la impunidad, a pesar de que de sus filas han salido los ejecutores de una saga de violentas www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/5deadfb9f 5fad5614f3244727c71047e 8 Teresa E. Hernández-Bolaños “Gasto militar en México: ¿estrategia o despilfarro?” en : Libertad de Palabra , 17 abril 2012, http://www.libertaddepala- bra.com/2012/04/gasto-militar-en-mexico-estrate- gia-o-despilfarro/ agresiones contra los pueblos originarios, contra los movimientos universitarios y los movimientos de las clases subalternas. Felipe Calderón, con su guerra, ha ensangrentado al país y se va cubierto de impunidad por su sucesor en vías de imposición, quien represen- ta una solución de continuidad, o peor de lo mismo . La degradación moral de la clase política, así como la de los medios es de tal magnitud que se ha ganado el repudio del movimiento juvenil Yo soy 132 y de todos los ciudadanos que se han sentido y sienten solidarios con sus demandas, y en el cual la - mentablemente escasean las adhesiones del grueso de los académicos. El movimiento juvenil ha puesto en evidencia la crisis de la universidad pública y pri- vada. Ha probado que los “doctores” han perdido en gran número esa sensibilidad social y sentido crítico frente a la dramática cuestión nacional, sensibilidad social y sentido crítico que sus jóvenes estudiantes vienen asumiendo públicamente. No es de extrañar, por supuesto, que ante ese tipo de disposiciones presupuestarias se haya agudi- zado el problema del acceso a la educación superior. La apertura de espacios en universidades que no son públicas, mediante la asignación y disposición de be - cas originadas en recursos públicos, constituye una modalidad enmascarada de privatización al derivar fondos que debieran aplicarse al fortalecimiento de las universidades públicas, a empresas privadas que operan en el ámbito de la educación superior. Y al mismo tiempo, ¿qué garantiza al egresado de una “universidad patito” que pueda encontrar un trabajo acorde con la profesión elegida y no termine como taxista, vendedor ambulante o narco empleado, si además el horizonte de empleo en sí no se modifica? Así las cosas y así las cifras, nos hemos de preguntar, nuevamente, ¿qué hacer? La respuesta esta en el aíre de las movilizaciones de una sociedad indignada y de una juventud que ha dicho basta, y ha echado a andar.
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