Número 13

47 La memoria de un arqueólogo: Norberto González Crespo en Xochicalco Erick Alvarado Tenorio C onocida desde los tiempos de Fray Bernardino de Sahagún, descrita en las obras del Barón de Hum - boldt y Julio Verne, visitada por la emperatriz Car - lota, la zona arqueológica de Xochicalco fue abierta al público probablemente en 1910 con motivo de las celebraciones del Centenario de la Independencia, aunque se desconoce la fecha exacta de su inaugu - ración debido al estallido de la Revolución Mexicana. A diferencia de Teotihuacán, que se inauguró el 13 de septiembre de 1910, con la presencia de Porfi - rio Díaz, Justo Sierra y Leopoldo Batres, en Xochical - co los primeros brotes de la lucha armada impidieron una ceremonia oficial de apertura. Se sabe que Por - firio Díaz trató de visitar el sitio prehispánico, pero sólo alcanzó a llegar a la Casa del Olindo –actualmen - te sede del INAH en Morelos–, por temor a los alza - dos zapatistas. A más de un siglo de aquellos hechos, los ar - queólogos hablan de la ciudad-fortaleza de Xochi - calco, cuyo nombre significa “Casa de las flores”. Su predominio político, religioso y comercial tuvo lugar durante el periodo Epiclásico (650-900 d.C.) y su intempestiva caída todavía sigue siendo motivo de estudio. Xochicalco despertó el interés del arqueólogo Norberto González, quien entre 1991 y 2011 se pro -

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