Número 13
48 puso tener un mejor conocimiento de los niveles superiores del sitio, consolidando además los mu - ros de la entrada de El Observatorio. En esta última etapa se construyó el museo de sitio para mostrar a través de seis salas las decenas de piezas y estelas que han sido encontradas durante cien años de ex - ploración e investigación. Como arqueólogo se abocó además a estudiar el misterio de la caída de Xochicalco mediante in - vestigaciones sumamente minuciosas, donde des - cripciones, planos, cortes arquitectónicos y registro fotográfico son vitales en el conocimiento del sitio. Para Norberto González, responsable de explo - ración en el sitio durante veinte años, la repentina caída de Xochicalco víctima del fuego y el saqueo siguió implicando misterios, pues como expresó: “Tenemos dos hipótesis: una apunta a una disputa entre dos grupos de poder, mientras la otra se in - clina por una revuelta popular” (González Crespo y Garza, 1998: 22-25). La labor de Norberto puede considerarse pri - mordial si se toma en cuenta su énfasis en la re - construcción de la memoria de Xochicalco, ya que destaca que la evidencia arqueológica y el material ubicado en el área de la Acrópolis permiten enten - der la inestabilidad política y económica existente, y la creciente militarización del área mesoamericana. Describió que en un altar policromado, locali - zado alrededor del Juego de Pelota del lado este, se observa un glifo que representa a dos bandos gobernantes “compuestos por siete y nueve perso - najes, respectivamente, con vírgulas de la palabra, pero de mayor extensión y rodeadas de pedernales, lo que refiere una acalorada discusión”. También destacó la hipótesis del descontento social: “Es posible que el pueblo decidiera rebelar - se, dado que Xochicalco es una de las metrópolis con mayor cantidad de construcción por metro cua - drado, y levantar esto en dos siglos representó una mano de obra constante y ardua, lo que pudo origi - nar un descontento generalizado” (Ídem). A su vez, en los fosos de la Acrópolis se locali - zaron entierros, algunos con cerca de 80 esquele - tos, que refuerzan esta teoría. Además, nos refería: “la élite iba adornada y ninguno de los esqueletos encontrados ostenta joyas; es obvio que hubo sa - queo” (Ídem). Señalaba que la mutilación y disper - sión de esculturas y otros elementos sagrados, así como la existencia de una gran cantidad de carbón en el área central de Xochicalco, eran indicadores de que seguramente hubo un gran incendio. La ciudad fortificada de Xochicalco representa lo que en su momento debió ser la ciudad, estimaba el arqueólogo Norberto González, por lo que conti - núa siendo pertinente su exploración. “Si un grupo pelea con otro por el poder, uno de ellos continúa al frente, pero cuando es el pueblo el que se rebela, acaba con todo: gobierno, control de impuestos y tributos. La ciudad muere sola y en pleno apogeo, cuando tenía alrededor de 25 mil habitantes”, así resumía el Arqueólogo Norberto González Crespo su apreciación acerca del final de Xochicalco, entre textos, pláticas y publicaciones de su autoría (Sáenz, 2011). Con un registro de miles de visitantes anual - mente, el sitio de Xochicalco, patrimonio Cultural de la Nación, fue inscrito el primero de diciembre de 1999 en la Lista de Patrimonio Cultural de la Hu - manidad de la UNESCO, en gran parte gracias a las investigaciones que Norberto realizó durante más de 20 años y que han servido para ampliar nuestro conocimiento acerca de los misterios que rodean a uno de los sitios arqueológicos más importantes de nuestro país. Bibliografía: • González Crespo, Norberto y Silvia Garza Tarazona, “La Pirámide de las Serpientes Emplumadas”, Arqueo- logía Mexicana , Vol. V, núm. 30, Marzo-Abril, 1998, pp. 22-25. • Sáenz, Jorge Luis, “ Xochicalco y la revolución mexicana ”, INAH Noticias [En Línea], 23 Noviembre 2011, http:// www.inah.gob.mx/index.php/reportajes/5370-xochi- calco-y-la-revolucion-mexicana
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