Número 14

18 Enrique G. Fernández Dávila 1 L a noticia difundida en la prensa nacional y reite - rada por la Comisión de Patrimonio de la D II-IA-1 de los profesores en investigación del INAH respec - to a la construcción de modernas infraestructuras turísticas en Tzintzuntzán, Michoacán a cargo de la responsable de la Coordinación Nacional de Ar - queología me motivó a realizar una prospección en las inmediaciones del cerro de Atzompa, Zona Ar - queológica de Monte Albán para conocer el progre - so de los trabajos de exploración y consolidación de estructuras, toda vez que se anuncia su pronta inau - guración a mediados del mes de agosto del presente año, esto último me fue impedido por los guardias de seguridad colocados ahí para tal efecto, pese a ser utilizados recursos públicos y encontrarse en una zona arqueológica de interés nacional además de ser materia de mi propia competencia profesional llegué a la conclusión de que la soberbia con que se mane - jan estos proyectos es notoria. Originalmente este escrito fue preparado para dar a conocer al Comité Ejecutivo de la delegación sindical de profesores en investigación científica acerca de las obras constructivas de infraestructura que actualmente se realizan en su etapa pre inaugu - ratoria en la zona arqueológica de Monte Albán, sec - tor Atzompa. Debe considerarse que el antecedente a este proyecto se debe al arqueólogo mexicano Jorge Ruffier Acosta quien en los años de 1943 a 1945 hizo temporadas de campo en la zona monumental de Atzompa muy al estilo de esa época, es decir, exca - vando grandes porciones de los paramentos existen - 1 Arqueólogo Centro INAH Oaxaca. Otro caso de incuria institucional Monte Albán y Atzompa, Oaxaca tes y reconstruyendo sus alturas. No son pocos los edificios que trabajó y después de unos años la zona quedó en el olvido como muchas otras en Oaxaca ya que nunca se trazó un camino propio para vehículos y el sendero entonces existente apenas era posible transitarlo con vehículos todo terreno, a pie o con el uso de monturas, además de que estas intervencio - nes tenían objetivos académicos y comparativos. Cabe señalar que en la base del cerro de Monte Albán, desde la población de San Martín Mexicapan, hacia su cima (la Plaza Principal) no existía camino alguno y su acceso con monturas y recuas dificul - taba enormemente los trabajos arqueológicos de exploración y reconstrucción por lo que desde cuan - do menos 1932, Alfonso Caso y su equipo trazaron una sinuosa carretera por donde acceder a la zona de trabajo. Por supuesto el trazo de dicha carrete - ra atravesó un sinnúmero de terrazas habitacionales prehispánicas y demás edificaciones que conforme se ascendía se convertían en construcciones de ma - yor complejidad, baste hacer un recorrido por este camino para observar en los cortes del terreno la evidencia de un buen número de construcciones. Por supuesto que no existe un informe técnico de los trabajos ahí realizados por medio de los rescates inducidos, sino apenas referencias sueltas y mal do - cumentadas. La historia se repitió durante los mega proyectos salinistas cuando se trazó y realizó una au - topista hacia la cima de Monte Albán ahora desde su flanco norte, subiendo desde La Cañada hacia la localidad reconocida como la Y (antes la Mona) para luego llegar a la cima del cerro Monte Albán y a su incomparable Plaza Central. 2 2 Se considera que la fundación de Monte Albán, es decir el inicio de los trabajos constructivos, comenzó en el año

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