Número 15

39 der el control del acontecimiento es perderse a uno mismo, ya que el acontecimiento es un pretexto para la voluntad personal... Nada concierne tanto al ser humano como su disposición interior, de la cual es único amo y señor”. 13 El dolor es sacralidad salvaje ¿Por qué sacralidad? Porque fuerza al indi - viduo a la prueba de la trascendencia, lo proyecta fuera de sí mismo, le revela recursos en su interior cuya existencia ignoraba. Y salvaje, porque lo hace rompiendo su identidad. No le deja elección, es la prueba de fuego donde el riesgo de corrosión es in - menso. Es propio del hombre que el sufrimiento sea para él una desgracia donde se pierde por entero, donde desaparece su dignidad y autoestima, o, por el contrario, sea la oportunidad en la cual se reve- le en él una dimensión más amplia: la del hombre sufriente, o del que ha sufrido, pero que observa el mundo con claridad y lucidez. Esta actitud tiene que ver con la idea de una transformación del dolor en experiencia iniciática, tal como lo describe en su diario la escritora Katherine Mansfield. Convertir el dolor en un desafío de la dignidad humana cuya vic - toria consiste en su aceptación. Finalmente, Le Breton realiza un interesante aná - lisis acerca de lo que el dolor puede representar en nuestra sociedad contemporánea, familiarizada con la idea de que la vida pueda aparejar dolor y sufri - miento. Los avances en la investigación biomédica han erradicado el dolor y molestias de muchas en - fermedades, pero han dado lugar a la cronicidad de otros tantos sufrimientos que no hubieran teni - do oportunidad de manifestarse o exhibirse. Vale la pena recordar la facilidad con que se nos somete a las cirugías, y la relativa comodidad con que palia - mos sus molestias gracias a los analgésicos. En el rubro del alma, la ciencia de los medicamentos ha contribuido a acallar el padecimiento silencioso de nuevos y viejos temores, que cooperan con volver vergonzoso el más ínfimo tropiezo en la vida. Como dijo el gran poeta peruano Cesar Vallejo: “Parece que 13  Ibid, p. 96 surgieran suspendidas/ del muro en ruinas de mi pe - cho frío. / Junto a mi corazón que mudo y yerto /san - grando el carmesí de sus heridas/como esos tristes bronces, yace muerto”. 14 Vale la pena rememorar que hace menos de cien años muchos dolores cotidianos resultaban irre - mediables, y las intervenciones quirúrgicas sólo se afrontaban en casos de vida o muerte; es decir: “el dolor estaba integrado en la economía de la vida”. 15 El umbral de tolerancia del dolor era relativamente alto, se aceptaba como algo inexorable que afecta - ba a cualquiera en cualquier momento. Esta práctica continúa en sectores de la población de bajos recur - sos, medios populares o menos favorecidos. Le Breton concluye diciendo que despojar al do - lor de todo significado supone dejar al ser humano sin medios y mecanismos, hacerlo vulnerable, indefenso y cobarde. Aunque para el hombre parezca el acon - tecimiento más extraño, el más opuesto a su con - ciencia, el dolor no es sino el signo de su humanidad. Revocar la facultad de sufrir sería anular la condición humana. La supresión radical del dolor gracias a los progresos de la medicina es una fantasía; un sueño de omnipotencia que confluye en la indiferencia de la vida que es, a la vez, la indiferencia de la muerte. En la búsqueda de la conciencia y del sentido del dolor, se encuentra la imagen de la esperanza, sobre todo para los grupos humanos carentes de recursos que, en la actualidad, pasan por condiciones total- mente adversas y repugnantes. El libro trata de dar respuestas al porqué del dolor y subyacentemente nos regala aliento, consuelo, perspectiva y confian - za. Vemos entonces que el ser humano no puede de - jar de lado el dolor, por que dejaría también de lado el placer, el amor y el gusto por la vida, precipitándo - se, irremediablemente hacia el hastío. 14  Vallejo, Cesar. “Campanas muertas” publicado en La Reforma , Trujillo, Perú, 13 de noviembre de 1915, p. 3. 15  Le Breton, David. Antropología del dolor , Barcelo - na, Seix Barral, 1999, p. 205.

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