Número 18

3 presenta al sistema de asentamiento prehispánico y en particular a sus referentes ceremoniales y astro - nómicos. Tal depredación del patrimonio cultural es asunto de competencia no solo de los morelenses, sino de los mexicanos y de la ciudadanía mundial interesada en defender ese territorio cultural que fuese declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999. Xochicalco representa para los morelenses un motivo de orgullo, pero también el más importante y valioso eje de atracción de turis - mo cultural en la región. Ante esta amenaza depredado - ra del capital minero, el Consejo, con apoyo de la colega Lilián González Chévez, de la Fa - cultad de Humanidades de la Universidad Au - tónoma del Estado de Morelos, se dio a la tarea de emprender diversas tareas de difusión, incluyendo una sesión de infor- mación para los po- bladores de Tetlama, uno de los asentamien- tos humanos afectables, colindante con la pretendi- da explotación minera, efec - tuada el pasado y emblemático 14 de febrero en el Museo de Sitio de Xochicalco, así como de actividades de exploración documental y publicación de diver - sos materiales, uno de los cuales, del colega Paul Hersch, da cuenta en este número de EN EL VOLCAN del abordaje del INAH frente a la iniciativa minera, emblemática de una realidad marcada por los inte - reses corporativos neoliberales. La información y la reflexión presentadas ahí sirven para introducir y contextualizar a su vez el artículo de la arqueóloga Silvia Garza, investigadora titular a cargo del Proyec - to Xochicalco, quien también comunica en este nú - mero la relevancia del cerro El Jumil que la empresa canadiense pretende arrasar, como referente esen- cial de la zona arqueológica de Xochicalco, en una nota con imágenes categóricas que compartimos con nuestros lectores. En esa misma línea de análisis se encuentra el artículo de la arqueóloga Hortensia de Vega Nova, que refrenda el fundado cuestiona - miento a la iniciativa minera. En cuanto a la reunión informativa en el Museo de Xochicalco, cuyo director nos abrió amablemente las puertas, demostró –no obstante las tensiones por la presencia de más de un centenar de po - bladores partidarios de la empresa mi - nera- la posibilidad de comunicar diagnósticos sobre realidades candentes, a partir de asumir responsabilidades profesio- nales y ciudadanas que obli- gan a la toma de posición respecto a la salvaguarda integral del patrimonio ecológico-cultural de to- dos los mexicanos. En esta tarea de salvaguarda, los grupos ambientalistas de Cuernavaca han dado una lucha crucial. El proceso de investiga - ción arqueológica en Xochicalco, a pesar del avance determinante de exploración y consolidación logra - do a partir de 1994, incluyendo lo logrado en el entorno del observatorio astronómico pre - hispánico, no pudo avanzar más allá por las limita - ciones propias de recursos financieros, dejando ta - reas pendientes sobre la integración de su espacio complementario situado justamente en el cerro del Jumil, tan importante para la vida y cultura de quie - nes lo construyeron varios siglos antes del arribo de Hernán Cortés y sus huestes militares y religiosas al actual territorio morelense. En cambio, el proceso de explotación extracti -

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