Número 21
19 Estos casos se presentan tanto adentro de las instalaciones como al llegar a sus casas. 23. Hay una creciente y marcada división social que antes no había, de tal manera que ahora son ya tres los grupos que pelean el poder y la adminis - tración del ejido. Esto sucede porque ello permi - te una relación directa con los directores de la empresa, en un proceso que genera incertidum - bre y debilita la cohesión social que requerimos para las luchas venideras. 24. Dejamos de ser una comunidad rural, campesi - na y libre, para ahora conformar una comunidad obrera bajo presencia patronal, ya que nuestras principales actividades productivas han desapa - recido en un 90%, lo cual no sólo ha impactado los procesos identitarios y los rasgos culturales, sino que también se modificó rápidamente la forma de vivir, alterándose paulatinamente la conducta comunitaria que antes se basaba en la solidaridad, el apoyo mutuo y el respeto, dando paso ahora al individualismo y la desconfianza. 25. Nuestros ritos religiosos que se realizaban en torno a la milpa y el mezcal y que reflejaban ele - mentos de la vida y la comunalidad, dejaron de llevarse a cabo y ahora van predominando proce - sos religiosos que se han materializado a tal grado que ahora muchos de nuestros ritos son dedica- dos a los coches, las camionetas u otros bienes. 26. Tuvimos un cambio radical en los hábitos alimen - ticios, dando prioridad al consumo de alimentos de escaso valor nutricional que además vienen empaquetados, tantote lo que deriva además un nuevo problema antes inexistente: el de la acu - mulación de basura. 27. La comunidad se ubica justo frente al patio de lixiviados y al tajo El Bermejal, y recientemente no pocos compañeros ejidatarios y ejidatarias, sobre todo de edades entre los 60 y 80 años, han manifestado su desilusión cuando al abrir sus puertas y ventanas lo primero que ven es la destrucción de su territorio. “De haber sabido que así quedaría mi tierra, no la hubiera renta - do ”, comenta ahora Don Teodoro, ejidatario de Carrizalillo. 28. Antes teníamos un importante consumo de fau - na silvestre, en especial de aves como el abeje - ro o la huilota, que llegaban a tierras del ejido en grandes parvadas. Las huilotas y los abeje - ros han desaparecido, porque cuando cruzaban el territorio bajaban a tomar agua en la laguna de lixiviados y ahí morían. Hay testimonios de trabajadores quienes mencionan que durante los primeros dos años de operación de la mina a tajo abierto, todas las noches sacaban un par de camiones de volteo llenos de fauna muerta que había bebido agua en la laguna de lixiviados. También hay evidencias de ejidatarios que en - tablaron peleas con la empresa para el pago de ganado caprino y bovino que bebía agua en las lagunas y moría a causa de ello. 29. La actividad minera trituró o despedazó la cuen - ca hidrológica y la cuenca hidrográfica del ejido, creando su propia red de corrientes y drenajes, de tal manera que reconduce los escurrimientos que se interponen al proceso minero, hasta echarlos fuera de “su área de su producción”. Por supues - Testimonio de Doña Esther Peña en la cancha del ejido
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