Número 21
45 www.agn.gob.mx dotes que los guardaban celosa - mente en sus palacios y templos». Su destrucción formó parte de la estrategia de colonización, aunque algunos códices sobrevivieron a tal campaña. 6 La colonización introdujo otro patrón de escritura con sus respec- tivos instrumentos, prácticas y medios. Y el punto más alto lo con - stituyó la aparición del libro impre - so como forma mayor del capital letrado. El libro impreso en serie, sustituyó a la práctica más lenta y restringida de reproducción debi - da a los copistas. El patrimonio bibliográfico gener - ado gracias a la imprenta, sirvió de soporte a la con - stitución de bibliotecas, mientras que los archivos, seguirían siendo lugares de concentración de textos manuscritos de diversa índole y extensión, hasta la incorporación de la máquinas de escribir y del papel carbón a principios del siglo XX, que permitían gener - ar de una a seis copias simultáneas como promedio. Partimos de una premisa que estimamos que puede ser motivo de consenso: el que la burocra - cia de las entidades de gobierno en América Latina, tanto la que corresponde al periodo colonial como al republicano, han generado los acervos más impor - tantes del capital letrado (manuscrito, mecanográfico y digital). La burocracia como generadora, receptora y custodia ha asumido funciones complementarias frente al capital letrado. Además de lo anterior, dicha burocracia o parte de ella -para ser más exactos- ha censurado, tergiversado o depredado parcialmente dichos acervos. Los documentos administrativos, ju - diciales, políticos, etc., de los que ha sido la burocra - cia autora o receptora. Esos acervos que albergan el 6 González, José Luis, “Cuando las letras eran patrimonio exclusivo de una élite”, Patrimonio cultural de México , En- rique Florescano, México: Fondo de Cultura Económica, 1993, pp. 285-302. más importante capital letrado de cada país latino - americano, enfrentan en el corto plazo, la ausencia de una política patrimonialista. La aplicación variable que realizan los diversos segmentos especializados de la burocracia de criterios que le permiten distin - guir entre documentación vigente y desactualizada ha construido un estigma para la segunda. Nos refer - imos a la noción burocrática de «archivo muerto». Como bien ha subrayado Harvey nos toca vivir un tiempo en que el capitalismo tardío ha posibilit - ado la expansión de empresas de servicios y entre éstas, es novedad las que se ofrecen para desapare - cer «archivos muertos» o almacenarlos. No resulta casual que un periodista titulase su reportaje a una empresa del ramo, «¡Adiós al archivo muerto!» 7 Se refería a Todo de Cartón , empresa que tiene medio siglo de existencia y que a partir del 2000 adoptó el concepto de franquicia con 41 sucursales. El empresario comentó que, aunque el negocio sigue creciendo, la producción se ve mermada ya que el papel se encareció. La celulosa tiene un incremen - to anual de 10% que incide en los costos. Fue esta empresa que patentó un diseño de caja de almace - naje con el inconfundible título de Archivo muerto. 7 Camacho, Eduardo «¡Adiós al archivo muerto!», El Uni- versal , 20 de noviembre de 2008.
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