Número 24
25 y en la necesidad de liberar esas experiencias de las relaciones de producción dominantes, a fin de que se tornen presentes . Añadiríamos que México, que América Latina está pasando por todos esos parajes, a través de diversos y múltiples escenarios, y que no es ocioso aplicarnos a explorar y focalizar sus mani - festaciones concretas en diferentes ámbitos. Así, acotando el tema a lo que nos ocupa, no es - tamos tratando, por supuesto, del “desperdicio de re- cursos humanos” tan encuadrado en la racionalidad utilitaria característica de la relaciones de producción hegemónicas, ni de un mero asunto de “ocupación” sino, en este caso particular, de la ausencia construi- da de los jóvenes respecto a su potencial creativo y emancipatorio. Es la inexistencia programada de ese potencial incómodo y esencial lo que se encuentra en el centro del problema. La ausencia socialmente pro- ducida a que se refiere Santos no es virtual: tiene muy diversas expresiones y escenarios, donde se manifies - ta de maneras concretas y tangibles. Explorar cómo se produce socialmente esa exclu- sión en diversos ámbitos resulta crítico. Por ejemplo, la definición de prioridades presupuestarias, cuando se lleva a cabo al margen del Bien Común, se traduce en inexistencias programadas ; requiere imposiciones que expresan en los hechos lo que es o no necesario para el país, pero desde la perspectiva distorsiona - da del poder, incluso a costa de aquellas tareas cuya pertinencia ha sido ya consagrada en el ámbito le - gal. Estamos hablando en este caso del rubro de la investigación, y aquí nos encontramos con ese león serrano, alrevesado , penando por las veredas. Como bien afirma nuestro co-utópata Santos, necesitamos ampliar el campo de las experiencias creíbles en este mundo y en este tiempo y, de esa for- ma, ampliar el mundo y dilatar el presente. Bueno, de nuevo: “ampliar el campo de las experiencias creí - bles en este mundo y en este tiempo”, “ampliar el mundo”, “dilatar el presente”. Esa es la agenda. Sin embargo, en el reino de Alrevés , la homoge- neidad y la exclusión imperan naturalizadas; sus bien acomodados príncipes succionan con método el pre- supuesto, en el seno de un sistema perfectamente ajustado para proteger prebendas, partidos políticos incluidos. En el reino de Alrevés los investigadores trabajamos acopiando también con método indul- gencias académicas y eso nos tiene tan, pero tan ocu - pados, que no tenemos tiempo para pensar ni para sentir más allá de la punta de nuestra chata nariz. En - tre otros, ya Cristina Laurell se ha ocupado con agu - deza del tema recientemente 2 . El balance es una tre- menda pérdida de solidaridad entre los académicos y lo que es más grave, la pérdida de compromiso de los académicos hacia la sociedad. Como respuesta a este fenómeno, se han formado ya redes de acadé- micos en respuesta a ese fenómeno, como es el caso de la Unión de Científicos Comprometidos con la So - ciedad (véase http://www.uccs.mx/) , pero el sustra - to del problema se encuentra en apogeo. Y como parte de ese cuadro, en breve, ante la amenaza de una precaria jubilación que refleja no sólo la irrelevancia asignada a la investigación, sino la falta de reconocimiento a quienes se dedican a eso, nadie se retira, y las plazas se quedan entonces ocupadas por la inercia, hasta que a ambos –plaza e inercia- la muerte los separe. Así está construido el numerito y, tal como sabemos que desde el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá de 1992, estaba prevista y calculada la sangría migrato - ria de México hacia los Estados Unidos, es indudable que este proceso de a-socialización de los investiga - dores ha sido construido mediante la política actual de desmantelamiento de las prestaciones laborales que además opera a nivel mundial. En el reino de Alrevés está rancio el queso y ran - cio también el aire mismo de sus agujeros ; los jóvenes no forman parte del futuro, ni del presente, porque el presente está confiscado por el pasado. Esto, a pe - sar de que la naturaleza ha dispuesto que toda expe - riencia vital transite por etapas claramente previstas: es decir, hay etapas en la vida. Con el bloqueo de ese 2 Véase: http://www.jornada.unam.mx/2013/08/14/opinion/ a03a1cie
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