Número 24

35 holismo por propio convencimiento y con apoyo de los maestros bilingües mixtecos de la zona. Resulta muy importante mencionar que ni los miembros de la Presidencia Municipal de usos y costumbres, máxi - ma autoridad del pueblo, ni el Comisario y los miem- bros de Bienes Comunales cobran un solo centavo por realizar sus tareas como autoridades, además de que son elegidos en asamblea por el pueblo. Todo se organiza a través de tequio y comités. Es por ello imposible no admirar su jerárquica, digna y bien or - ganizada población. En estos años he podido colabo - rar con ellos organizando varios archivos de Cuquila y sus parajes, así como de otras comunidades de la Mixteca Alta, he apoyado en la organización de cur - sos de verano para los niños, apoyamos a los kínder de los parajes de Cuquila con muebles tipo Montes - sori que mandé hacer con un excelente carpintero del pueblo, don Maximiliano, hemos sido interme- diarios en la donación de numerosos libros para la biblioteca del pueblo por parte de la UNAM, INAH Fondo de Cultura Económica y CDI e incluso hemos podido trabajar juntos en la gestión lenta para pe - queños proyectos productivos. También en estos años logramos el apoyo de la CDI para una pequeña tienda de artesanía, un convenio con el Taller Max Cetto de la Facultad de Arquitectura de la UNAM para la elaboración de planos y un proyecto para la renovación del Museo Comunitario con materiales regionales. También se logró un convenio con el INAH en 2006 para que se restauraran los retablos estofados de la iglesia, junto con el apoyo del Gobiernos Estatal, Federal y especialmente la Fundación Harp Helú de Oaxaca, así como otro acuerdo con el prestigioso centro de investigación CINVESTAV Irapuato para que se apoye con transferencia tecnológica y las cepas de ustilago, huitlacoche, pequeñas parcelas experimentales que realiza en Cuquila un joven técnico rural del pueblo. Han sido ocho años de tener el privilegio de ca - minar junto a la gente de Santa María Cuquila, de tener el honor de recibir año con año a las nuevas autoridades en mi casa, con ellos en el pueblo, de acompañar a sus autoridades a las oficinas guberna - mentales de Tlaxiaco, Oaxaca y México DF, de verles reforestar sus antaño erosionadas lomas, levantar con tequio caminos, su preparatoria, las conexiones de agua, sembrar, construir puentes. Hemos reído juntos, he aprendido mixteco con ellos, hemos co- mido con ellos, reflexionado y aprendido muchas cosas. Pero, especialmente, agradezco a la gente de Cuquila que me permita sentir el raro privilegio de ser útil a una comunidad. El profundo vínculo de amistad y respeto de mi familia con la población de Cuquila se ha incrementado a través de mi mejor amigo, Emiliano Melchor, quien junto con su esposa, Cecilia Velasco, actualmente son compadres nues- tros de bautizo. Espero que este largo preámbulo permita com - prender que cuando las autoridades de Cuquila me solicitaron en el año de 2008 el que les apoyara para obtener un recurso económico destinado a la rehabi - litación de su Museo Comunitario, intenté realizar lo mejor que pude esa encomienda. Sin embargo, ela - borar junto con el pueblo y los jóvenes arquitectos del Taller Max Cetto las reglas de operación de la CDI - en el rubro de ecoturismo- nos llevó un año y el ex - pediente que se presentó de más de 150 páginas -sin contar los planos arquitectónicos fue absolutamente inútil. Desde hace varios años, los pueblos no pueden presentar proyectos directamente a ninguna oficina federal; para ello requieren de contratar los servicios de algún despacho de gestoría, previamente avalados por el Estado. Son estos despachos los únicos auto - rizados para presentar proyectos de todo tipo ante todas las dependencias gubernamentales. En caso de que el proyecto sea aprobado por la dependencia, el despacho de gestores recibe su pago por la realización del proyecto y la comunidad logra el apoyo. Este sistema nacional contempla a las comunida- des como empresas privadas, por lo que para com - prender tan atípico proceso me llevé poco más de un año; por fortuna, a las autoridades de Cuquila -y de otros muchos pueblos bien organizados- única - mente les tomó una fracción de este tiempo. Pese

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