Número 25

22 médico de Allende (ambos textos proporcionados por la editorial hermana Meninas Cartoneras de Es - paña) y, escrito especialmente para esta edición de La Cartonera, un texto de introducción de Gabriela Videla, periodista y activista social chilena radicada en Cuernavaca, desde 1974. Considerando que el pueblo de México ha es - tado unido desde siempre, de una u otra forma, al pueblo chileno y que ese 11 de septiembre es emble - mático para toda Latinoamérica, compartimos con los lectores de En el volcán, las palabras de Salvador Allende y el texto que Gabriela Videla intituló El lega - do de Salvador Allende a 40 años del golpe militar, en este sencillo homenaje al Presidente Salvador Allen - de que también es un homenaje al pueblo chileno que sigue luchando, cuarenta años después. Como decía Salvador Allende: ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Nosotros subscribimos sus palabras y decimos, además: ¡Vivan las luchas de los pueblos de Latinoamérica! La Cartonera es una editorial independiente, ar - tística y artesanal, que nace en febrero de 2008, en Cuernavaca y que, sin recibir apoyos institucionales y recolectando el cartón en las calles de la ciudad ha publicado a la fecha más de treinta títulos los cuales tienen, cada uno de ellos, propuesta gráfica de portadas originales y únicas para cada ejemplar, pintadas sobre cartón y con interiores de papel reci - clado. El catálogo de La Cartonera, que incluye cinco ediciones bilingües (inglés-, portugués-, náhuatl-es - pañol) y también una edición doble español-francés, está conformado por poesía, poesía infantil, novela, canción, ensayo, historia, cuento y gráfica. La Carto - nera es dirigida por Dany Hurpin, Nayeli Sánchez G. y Rocato. lacuernacartonera@gmail.com . www.edi - cioneslacartonera.blogspot.com . El legado de Salvador Allende a 40 años del golpe militar. Gabriela Videla El doctor Oscar Soto Guzmán, médico personal del Presidente, fue testigo-actor de las últimas horas de vida de Salvador Allende enfrentando la suble - vación y sangriento golpe militar desde su puesto de combate en el palacio de La Moneda. Narra con la emoción del que todo lo vio, la pasión y muerte de este socialista elegido Presidente de la República de Chile en elecciones libres y democráticas. Él sólo buscaba, con pasión y tesón, hacer efectivo el cam - bio prometido a los chilenos, especialmente a las mayorías empobrecidas. Los militares que, creíamos, nunca romperían el orden institucional fueron la mano usada por la derecha chilena, la CIA y el gobierno de los Estados Unidos para perpetrar el violento asalto al poder en favor de los ricos y las trasnacionales. Como una tormenta letal, los signos del neolibe - ralismo soplaron sobre el pueblo, junto con su Presi - dente que no se rindió. Por ello fueron masacrados el 11 de septiembre de 1973. El país fue entregado por la derecha militar-civil a las fuerzas brutales del neoliberalismo bajo la tute - la imperial que exige u obliga a todas las sociedades seguir las reglas del modelo económico ensayado e impuesto en esa región, sea en educación, participa - ción social, salarios, previsión social, servicios públi - cos, materias primas, inversión, etc. El mundo se impresiona al constatar cómo con el dolor de sus muertos y desaparecidos a cuestas, miles de hombres y mujeres han reconstruido el tejido de sus vidas, de sus comunidades. En medio de las secuelas del hambre de las sociedades des - iguales, con la memoria de sus hazañas, trabajan sin cesar por la sobrevivencia y la igualdad en medio de los excesos y ruindades de un sistema que favorece sólo a unos pocos. Pero el sol salió otra vez. La fuerza popular, inspi - rada en la historia de sus luchas fue capaz, en medio

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