Número 25

32 Zombi. Ilustración de Jean-noël Lafargue Zombies del siglo XXI: muertos vivientes y esclavos de moda Israel Lazcarro Salgado C omo todos sabemos, al menos desde hace algu - nos años, los zombies están de moda alrededor del mundo. Películas, juegos de video, muñecos, etc. Los muertos vivientes andan por todos lados. Desde luego, no hablamos del fenómeno vudú desarrolla - do a lo largo del siglo XVII por los esclavos negros llevados a las Antillas desde Dahomey (en el África occidental), y cuyos descendientes actuales siguen practicando diversas tradiciones rituales de lo que comúnmente se ha dado en llamar como “santería” y que han hecho famoso a Haití, como el país origen de la creencia en los zombies. No, no hablamos de este tipo de zombie, sino de una especie terrorífica, crea - da por Hollywood, cuyo éxito en el imaginario so - cial contemporáneo es digno de tomarse en cuenta. ¿Cuál es la causa de esta “fiebre zombie” que hoy en día nos azota?, ¿por qué los zombies están de moda? Es curioso que hablemos de moda zombie. El sentido primario, desarrollado en las Antillas, era el de un sujeto cuya voluntad está a merced de un he - chicero, un brujo, que le esclaviza sin que la víctima pueda hacer nada contra ese letargo. La magia vudú permitía este control de un cuerpo a distancia. En realidad, el hombre que no se pertenece a sí mismo, y cuya voluntad está a merced de otro, ha sido por antonomasia la definición del esclavo: nos dice Aris - tóteles, desde el siglo IV a.C.: “esclavo es quien no se pertenece a sí mismo”. Bien podríamos entender al zombie antillano bajo esta categoría, que por cierto, me parece fecunda. Ya volveremos sobre ello. Pensemos en el zombie actual, que todos cono - cemos: el zombie creado por la gran industria cine - matográfica presenta notables características. Su descripción “etnográfica” no parece ofrecer mayores dificultades: además de ser un muerto viviente, es decir, un cadáver capaz de moverse, caminar e inclu - so correr (trastocando el orden cósmico prevalecien - te entre cualquier sociedad interesada en dejar bien claras las fronteras entre vivos y muertos), el zom - bie hollywoodense condensa las características más

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