Número 25

5 rios en aras de un supuesto progreso, mientras no se reconozcan las aportaciones culturales, sociales y económicas de otras culturas, mientras se sigan des - tinando miserables presupuestos a la educación y a la cultura, nos encontramos con un México fracturado. Siguiendo esta reflexión, se observan en el ám - bito político dos órdenes de gobierno. Uno, que pre - valece a nivel federal y de los estados federados, y otro muy diferente, que prevalece a nivel de los mu - nicipios, y de las delegaciones políticas, o sea de los pueblos. Este segundo orden se encuentra también -aunque para muchos es una sorpresa- en ciudades de mayor concentración de población como la Ciu - dad de México y las capitales de los estados. El primer orden de gobierno, hegemónico y mo - derno, se considera formal, contractual, letrado, secularizado y racional, es una copia de la política europea enarbolada y propagada como cultura occi - dental. Se fundamenta en el principio de soberanía, o sea, el monopolio estatal de la fuerza dentro del territorio ocupado por la nación, y está representado por los ya conocidos tres poderes: ejecutivo, legis - lativo y judicial, por los partidos políticos y por las fuerzas armadas. El otro orden, el que para efectos de este texto interesa, es considerado iletrado, no presenta una se - paración clara entre política y religión, no cuenta con políticos profesionales –con remuneración formal-, se basa en los usos y costumbres y su manifestación más representativa es el ciclo ceremonial o sistema de fiestas, con sus cargos, fiscales, mayordomías, en - cargados, comités, asociaciones o cualquiera que sea el nombre que los pueblos designen, así como sus sistemas normativos para impartir justicia, lo que se explorará más adelante. 1 A nivel económico también se encuentra otra fractura. Junto a una economía formal promovida por el Estado moderno, economía fundamentada en el modo capitalista de producción y en los mercados 1  Encarnación, Junior. La lucha entre dos Méxicos. Tesis de Maestría, Universidad Iberoamericana, 2004, págs. 45 y 54. autorregulados, encontramos otra: una economía del Don, donde un número considerable de los in - tercambios se hacen fuera de los mercados autorre - gulados y donde la naturaleza, la tierra y los seres humanos, fuerza de trabajo, se resisten a ser consi - derados mercancía. Mientras la primera persigue la maximización de las ganancias, la otra, persigue la autosuficiencia y la construcción de relaciones, o sea la reproducción cultural. En el nivel social sucede otro tanto. Antes del predominio del modo capitalista de producción la economía siempre fue un elemento de la vida social que era regulado por la misma sociedad. Con la in - dustrialización y su objetivo de maximizar siempre las ganancias, la producción nunca puede parar. Para que esto suceda es necesario que se creen siempre nuevos mercados y que los insumos nunca falten a la industria. Ocurre que dos de los principales insumos de la industria son las materias primas y la fuerza de trabajo, nombres técnicos para designar a la natura - leza y a los seres humanos. En la medida en que los seres humanos, considerados como fuerza de traba - jo, logran ser tratados como mercancías, es toda la sociedad la que está siendo arrastrada hacia el ámbi - to del mercado. Ya no es la sociedad la que regula la economía, sino al revés. Se crea así una sociedad de mercado donde todas las relaciones se van transfor - mando en relaciones de mercado. Frente a esta sociedad de mercado encontramos otra, a la que podemos denominar una sociedad del ritual , un México profundo , como bien la denominó Guillermo Bonfil, o para otros (Good, Broda) pue - blos de tradición cultural mesoamericana, y es aquí en este amplio espectro donde los pueblos de origen mesoamericano ocupan importante espacio. Es una sociedad que pretende, a través del ritual y de su or - ganización social, apegarse a un orden “cósmico”. A diferencia del otro modelo de sociedad moderna, ésta se crea y se recrea a sí misma a través de sus múltiples relaciones rituales, y sus usos y costumbres. Evidentemente la relación entre ambas culturas es política y asimétrica. El mundo que tiene como

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=