Número 26

3 malmente ante la Asamblea General de la ONU, por representar un “quiebre del de- recho internacional y afrenta” (Cable AFP, 7 de octubre de 2013). Tenemos claridad de que el gobierno de Obama viene enturbiando de muchas maneras las relaciones bilaterales con Mé- xico y otros países del mundo. Fue Obama quién vetó por razones de “seguridad na- cional” en el Congreso de su país llegar al trasfondo de la operación Rápido y furioso llevada a cabo en México por el gobierno de ese país. Se encarpetaba así el asunto porque mediante dicha operación el go- bierno estadounidense, a través de uno de sus departamentos y agencias, favoreció con el trasiego de armas de alto poder al Cártel criminal liderado por el Chapo Guz- mán, además de atizar una guerra infame. Dilma Roussef ha denunciado a la Agencia Canadiense de Seguridad en las Comunicaciones (CSEC, por sus siglas en inglés) por realizar espionaje sostenido sobre las comunicaciones del Ministerio de Minas y Energía de Brasil, incluido el fisgoneo de llamadas telefónicas, correos electrónicos y navegación en internet, y documentos reservados, incluyendo bases previas para las licitaciones y concesiones en materia minera y de energía. El espionaje abarcó por extensión los flujos de información compartidos con los altos funcionarios de la Organización La - tinoamericana de Energía (Olade) con sede en la ciudad de Quito, Ecuador, así como con la Embajada del Brasil en el Perú, considerando la relevancia de agendas es- tratégicas en riesgo sobre los corredores bioceánicos, energía e integración. No es extraño que John Forster, el director de la agencia de espionaje, haya declinado res - ponder. Sin embargo, el periódico británi- co The Guardian indica que dicha entidad canadiense se reúne de forma periódica y en secreto con empresas de dicho país en- cuadradas en el sector minero y energético

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