Número 28

4 co, en el cual encontramos lastimosamente a una “izquierda” institucionalizada, huérfana de principios y lealtades primordiales. Los señuelos de los spots mediáticos anuncian - do que la reforma energética abaratará las cuentas del gasto del consumo de gas fami - liar o de que abrirá muchos empleos, no son sólo viejos cuentos engañailusos: forman parte de un amplio y ya clásico fenómeno de construcción de la mentira, potencializado hoy tecnológicamente y dirigido a moldear en la población la programada inercia sus - tantiva para el régimen. Conocemos que la privatización de los energéticos, allí donde se aplicó, disparó las tarifas; conocemos que la oferta de empleos es otro embuste bastan - te elemental: se trata de empleos precarios, inestables, sin amparo legal y sin límite de jornada y protección ante los accidentes de trabajo y a las enfermedades ocupacionales. Como peculiar añadidura, se suma a lo anterior la manipulación de frases de Lázaro Cárdenas enlazadas a favor de las tesis pri - vatizadoras: ahora resulta que éste no quiso decir lo que dijo, ni quiso hacer lo que hizo; es más, ni dijo lo que hizo ni hizo lo que dijo, y es que ahora aparecen fundamentadas du - das respecto a que haya existido tal persona - je mítico. Ya así orientados y encuadrados en la chacota como se debe, nos percatamos que la supuesta voluntad privatizadora neoliberal del PRI y del PAN no es sino un mero espe - jismo, una calumnia, como lo es su supuesto compromiso desnacionalizador, pues jamás hubo nacionalización alguna, como tampoco hubo república, ni separación entre iglesia y estado, ni luchas agrarias ni millones de muertos, ni sacrificios de todo tipo: vivíamos ingenuamente en el seno de una fantasía, de un disparate patriotero y nacionalista. En suma, gracias a la tele, hemos descu- bierto en este fin de año que los recursos de México no son parte de un botín a en - tregar y vender, simplemente porque nunca fueron de México; es más, confesamos con embarazo no deseado y un poco perplejos que ignoramos qué es eso de “México”. Lo hemos buscado en el internet y en las agu- jeradas redes sociales y el término, se nos informa, se encuentra reservado ya bajo patente. Parece que el nombre se va a des - tinar a un nuevo tipo de pasta de dientes fluorada. Tal vez la perplejidad es lo único que nos queda claro. Falta esclarecer qué perdemos si nunca perdimos, ya convenci- dos al fin de que perder es ganar, de que la degradación es algo ejemplar, de que los aumentos de precios no lo son y de que la miseria tampoco lo es. Así que la indaga - ción y la verdad están de nuestra parte -si es que existen- y también los intereses del pueblo y de la nación. Todos ellos están de nuestra parte, quién sabe si usted, amable lector y nosotros los perplejos, estemos de parte de todos ellos. En este último número de 2013, presen- tamos cuatro artículos a nuestros lectores: un texto de Luis Tamayo caracterizando a la vergonzosa reforma energética aprobada ya por la vergonzosa mayoría de legislado- res de este país luego de que fuera aprobada -como primordial requisito- fuera de Méxi - co. El texto Paul Hersch se ocupa de lo que conforma y también sugiere este peculiar fin de año, ojitos de agua incluidos; Ricardo Melgar, en su texto “El pensamiento crítico latinoamericano: Nosotros , una categoría identitaria”, apoyado en la semblanza de dos significativas publicaciones peruanas, la revista Amauta , de José Carlos Mariátegui, y el quincenario Labor , reflexiona sobre los alcances e implicaciones del vocablo “noso- tros”; Carmen Bermejo nos ofrece a su vez el artículo “La artesanía: una labor que ya no da para vivir”, glosando un reciente encuen- tro sobre los “Retos para el reconocimiento de las artesanías y los derechos biocultura- les”. Ofrecemos también unas reflexiones emanadas del V Congreso Internacional de Filosofía Política, una nota relativa a un monumento dedicado a la libertad de los esclavos de América, y en la serie Librium tremens se alude a cuatro interesantes obras relativas al anarco-sindicalismo en diversos países de América Latina. Compartimos de corazón con nuestros lectores la propuesta de que, en lugar de esperar a ver qué nos depara el nuevo año que se inicia, mejor atendamos lo que noso- tros le hemos de deparar.

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