Número 31

3 EL INALIENABLE DERECHO DE ALTERAR O MODIFICAR LA FORMA DE SU GOBIERNO. Este artículo, que incluso los neolibe- rales más recalcitrantes no han podido re- formar a pesar de sus deseos, especifica el papel protagónico del sujeto PUEBLO y el TODO TIEMPO en que ESE SUJETO tie- ne el derecho de participar en la cosa pú- blica, esto es, en los asuntos de la Repúbli- ca, la cual, ahora, se encuentra amenazada en su integridad soberana por quienes la mal gobiernan. Para contrarrestar este artículo, arran- cado a las clases dominantes por el millón de muertos del movimiento armado de 1910 a 1917, estas mismas clases, a través de legisladores a su servicio, introducen el artículo 41, que a la letra asienta: EL PUEBLO EJERCE SU SOBE- RANIA POR MEDIO DE LOS PO- DERES DE LA UNION, EN LOS CASOS DE LA COMPETENCIA DE ESTOS, Y POR LOS DE LOS ESTADOS, EN LO QUE TOCA A SUS REGIMENES INTERIORES, EN LOS TERMINOS RESPEC- TIVAMENTE ESTABLECIDOS POR LA PRESENTE CONSTITU- CION FEDERAL Y LAS PARTI- CULARES DE LOS ESTADOS, LAS QUE EN NINGUN CASO PODRAN CONTRAVENIR LAS ESTIPULACIONES DEL PACTO FEDERAL. ¿Y cómo se llega a la conformación de esos «Poderes de la Unión»?: pues a través de los partidos políticos, franquicias per- niciosas de la simulación que son las que ahora secuestran esa soberanía nacional que originalmente proviene del pueblo. Restablecer la plena soberanía de ese pueblo, al que se le quiere arrebatar nación y territorio, aire, agua, vida y sustento, requiere de hombres y mujeres insurgen- tes, insumisos, irreductibles, intransigen- tes que, como señala el desaparecido Sub Marcos, aprehendan y trasmitan lo básico del zapatismo: no venderse, no rendirse, no claudicar, en esa lucha en la que se re- quiere «un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización.» Si la cuestión nacional nutre nuestro modo de ser insumisos y rebeldes contra las ideas de quienes habiendo nacido en este país, favorecen la depredación del pa- trimonio de la patria-matria, de las fuentes de vida y de la propia población, seguimos con igual cuidado y preocupación lo que acontece en otras latitudes, premisa bási- ca de nuestra manera de solventar nuestra solidaridad internacional. El mismo impe- rialismo que oprime a nuestro pueblo y esquilma nuestros más preciados bienes, opera en otros países y continentes con parecidos o idénticos propósitos. Corriente Crítica de Trabajadores de la Cultura en el Estado de Morelos

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