Número 32
12 no están alimentando bebés. Es razonable preguntarnos ¿por qué resulta tan extra - ño mostrar a una mujer amamantando en un espectacular, pero tan normal mostrar parte de los pechos para anunciar ropa in- terior? Al parecer el cuerpo fragmentado de las mujeres, sexualiza los pechos como una parte erótica a tal grado que ya es casi imposible verlos de otra manera. Además de “los mirones” y “los ofendi - dos” frente al acto de alimentar a un bebé, llega a las madres la información pediá - trica que muchas veces promueve el uso de fórmula en alternancia con la lactan - cia materna para que los niños no tengan problemas de nutrición. Muchas madres, siguen los consejos médicos y por ende, alimentan a sus hijos indistintamente con ambas sustancias sin que eso signifique que no desean dar pecho a sus bebés. Es- tamos hablando en este sentido, de una so- ciedad que promueve la lactancia pero sólo bajo ciertos parámetros en los que las mu- jeres deben encontrar el punto en el que se sienten más cómodas con respecto a la alimentación de sus pequeños. Amamantar a un bebé en el baño de un restaurante para que los comensales no se “incomoden”, es para muchas mujeres una realidad cotidiana, mientras que otras car- gan biberones en los espacios públicos y una ínfima minoría se destapa el pecho a pesar de las críticas o las miradas “incomo- das”. Sin embargo, los gobiernos no están legislando sobre estos fenómenos, no están “normalizando” la lactancia materna como algo supuestamente “natural”, sino que la sexualizan a través de sus campañas visua - les y con ello, refuerzan los tabús que exis - ten sobre ella pues actúan sobre el cuerpo
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