Número 32

47 que cumple una función fronteriza en la vida cotidiana urbana, signando compor- tamientos, espacios y representaciones, entre los anclajes de la tradición y las nue- vas exigencias de este tiempo. Moviliza - remos diversos relatos en función de dar cuenta de las diversas aristas de los consu- mos y representaciones vespertinas de los urbanitas capitalinos: crónicas culturales, relatos literarios, notas periodistas y ob- servaciones de campo, entre otras. Polisemia de la tarde y sus tropos La tarde marca un parteaguas en los espacios públicos de nuestras ciudades contemporáneas, acaso porque cumple una función liminar o de mediación: en - tre el día y la noche, entre las salidas in- tempestivas de las escuelas y trabajos y el tendencial retorno a los interiores ho- gareños, salvo los fines de semana y días feriados, salvo también los que pudieron sortear los masificados flujos y ritmos de los días regulares. ¡Qué duda cabe que la tarde es un fragmento distintivo del cronos de nuestra vida cotidiana! Empe - ro, no hay forma ni medida del tiempo social que no suponga sus respectivas espacialidades. La liminaridad y plastici - dad de la tarde ha sido magistralmente poetizada por Octavio Paz: «Entre irse y quedarse duda el día, /enamorado de su transparencia. /La tarde circular es ya bahía: /en su quieto vaivén se mece el mundo. /Todo es visible y todo es elusi - vo, /todo está cerca y todo es intocable». 1 Mucho más decidor acerca de su impacto social urbano es el poema de José Joa- quín Blanco, que a la letra dice: La tarde se te para enfrente como si fueras fotógrafo. /No hay manera de evitarla, y el camión no llega. / Sólo podrás encajar tus puños en los bolsillos, /Métete un cigarro a la boca. //Humos, gente cansada, los muchachos que gritan; /La calle, sus luces, los novios. /No vayas a cap- tar su tedio, su ruido fijo; /Que no se 1 Paz, Octavio, «Entre irse y quedarse» en http://www. los-poetas.com/h/paz1.htm instale en tu casa como foto familiar en la sala. /¿Qué hacen la tarde y tú mirándose ahí, /Con ojos agrios, a media calle, toda la larga tarde? 2 El agolpamiento de imágenes que propone Blanco está significado por su fugacidad, el cansancio, algún distractor, la contaminación, la sonoridad y las lu- ces callejeras, los deseos y las memorias familiares o de pareja. Lo paradójico de esta composición poética es que el autor la denomine « 7 P.M. », dada su ambi - güedad de sentido: final de la tarde o co - mienzo de la noche. Al final de cuentas, es una atrevida síntesis del comporta- miento social a calle abierta durante el último fragmento temporal de la tarde en la Ciudad de México. La tarde, entre uno y otro tropo que los urbanitas la dibujan y la nombran, marca el flujo citadino y las diferenciadas prác - ticas y consumos culturales de los actores sociales. Las rutinas distendidas de los habitantes de la ciudad, apuestan a favor de la tardeada y sus atributos distintivos. Es posible que las disciplinas y los ritmos inherentes del espacio de trabajo y de los servicios de transporte público, restrinjan o amplíen el horario de la tardeada. Las tardes pautan según los ciclos esta - cionales los consumos públicos y privados urbanos; sus contrastes se hacen visibles al comparar las tardes polvorientas de oto- 2 Blanco, José Joaquín. « 7 P.M. ». En: La siesta en el parque . México: UNAM, 1982, p. 55 eldeforma.com

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