Número 32
        
 48 ño con las tardes lluviosas del verano de muchas ciudades del país, independiente- mente de que por razones geográficas, no lo logren cabal simultaneidad. Las « buenas tardes » que auguran añejos y convencionales saludos, no pue- den prescindir del  convencional horario moderno y cotidiano, tampoco de los re- lojes pulseras o colectivamente de los re- lojes en los espacios de trabajo del trabajo o de estudio. En las capas medias y altas, las tardes urbanas en su acepción tempo- ral más laxa y cotidiana se desenvuelve entre las comidas y meriendas, mientras que para las muchas plebes urbanas, la comida condensa sus posibles y reales consumos y sentidos. Los modos consensados de referir el tiempo cotidiano en la ciudad de México para normar o concertar compromisos y encuentros de diversa índole, revelan cuan conflictuada anda para nosotros la moder - nidad. Nada más laxo que apelar a esos quantum tan plásticos y ambiguos como: « ¡al rato!, ¡al ratito!, ¡luego! » Pareciera que la norma moderna de signar los tiem- pos cotidianos, la hubiésemos declarado irrelevante a pesar incluso de nuestros relojes de pulsera, a pesar del reloj de la Torre Latinoamericana, o del minuto a mi - nuto de la radio más cumplida de la ciu- dad. Sin embargo, nuestra semántica del tiempo cotidiano, tiene una categoría que porta un sentido concluyente y negativo: tarde. « ¡Llegaste tarde!», « ¡se nos hizo tarde! ». Y aunque a veces, opere como un justificante, cuando decimos a manera de disculpa:«¡Más vale tarde que nunca!», sus sentidos convencionales más fuertes indi - can que se nos acabó el tiempo esperado, concertado, programado, para cumplir con la norma laboral, con la convención social del encuentro, la visita, el turno, el viaje, la despedida o la felicitación. Desde otro lado del horizonte de sentido que venimos analizando, alguien nos puede convocar para « echarnos una tardecita », la cual estaría connotada por un gozoso y com - partido tiempo de ocio. El sentido de la tarde se disemina y atraviesa la fractura de la interacción social en todos los demás segmentos del tiempo cotidiano. Llegar tarde puede suceder en la mañana, la pro- pia tarde o la noche. La mirada al cierre de www.jilongbcn.com
        
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