Número 32

51 es.board.bigpoint.com lo dificulta ». 5 Otras narrativas antisiesta sostienen que es cosa de vagos o que es muy mala para la salud. La tarde entendida en función del ho - rario cotidiano de las comidas asume una coloración más cosmopolita en las cafe - terías de la Zona Rosa o de la Condesa, anudada por los tiempos discontinuos de la burocracia capitalina y del heterogéneo contingente de turistas de muchas lenguas, tradiciones y preferencias gastronómicas. Una crónica de los setenta, ha reseña - do esta tarde de la Zona Rosa. Revistemos poscomida sus muchos signos: A eso de las 17 horas la brigada munda- na regresa al sol […]; Este es el momento en que los sibaritas que ya aprendieron su ‘Guide Bleu’ mexicana, aderezan la hora de la digestión con pastelillos como los que hacen a orillas del Danubio y café a la vienesa. Sobreviene breve intermedio cre- puscular; a poco ya con Venus en el horizonte, surge una marejada de muchachas indescriptibles y de mu- chachos incompredidos que se aco- modan en cafés… 6 Rebeldías y protestas vespertinas Las manifestaciones vespertinas cons - tituyen toda una tradición en la protesta social urbana de las clases subalternas a partir del periodo posrevolucionario. Se- ría muy extenso recuperar los hitos más significativos de esta historia por hacer. Evocaremos uno de ellos, la movilización estudiantil conmemorativa del 26 de Julio de 1968 con motivo del XV aniversario del asalto al cuartel Moncada y en solidari - dad con Cuba, a ocho años de bloqueo y embargo por parte del imperialismo esta- dounidense. Esta marcha se inició muy en- trada la tarde y avanzó del Salto del Agua al Hemiciclo a Juárez. No fue una mani - festación aislada, formaba parte del clima de agitación de las izquierdas estudianti - les y que llevó al paro de fines de julio del 5 Hogar y vida , núm. 33, 1987, p. 70. 6 Sotomayor, Arturo. « México, donde nací...» (Biografía de una Ciudad) . México: Porrúa, 1974, p. 368. mismo año. Refrenda lo anterior la movi - lización convocada por la vanguardia es - tudiantil del IPN, iniciada en la Plaza de la Ciudadela hacia el Casco de Santo Tomás a las cuatro de la tarde en protesta por la represión de los granaderos a alumnos de la Escuela Vocacional 5. Lo refrenda tam - bién una marcha mucho más radical que congregó a 30,000 manifestantes a las 3:20 de la tarde en el Museo de Antropología y que se dirigió al zócalo capitalino con la finalidad de realizar un mitin antiguber - namental. Díaz Ordaz, fue coreado como persona indeseable e indigna del cargo de presidente de la república. Este hecho, asociado a la profanación del asta bandera nacional, al izar la bandera rojinegra, puso al rojo vivo la polarización simbólica en - tre el movimiento estudiantil y el gobierno en el marco de la Guerra Fría, preludiando los luctuosos sucesos del 2 de octubre. Ese trágico día, la tarde devino en una noche cruenta, como es por todos conocido. 7 7 Véase: Varela Petito, Gonzalo.  El movimiento estudiantil de 1968: el IAVA, una recapitulación personal . Montevideo: Trilce, 2002.

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