Número 32

9 no amamantan, objetiviza a las mujeres y muestra imágenes aspiracionales que nada tienen que ver con el acto de alimentar a un bebé. Vayamos punto por punto comen - zando por el contenido de la publicidad, la imagen: mujeres del medio del espectácu- lo en pantalones de mezclilla, con cuerpos torneados y delgados cuyos pechos están cubiertos por una cintilla que señala: “No le des la espalda, dale pecho”. En principio, que las mujeres que salen en esta propa- ganda sean famosas ya nos dice mucho sobre la misma: está enfocada a un público que “aspira” a la delgadez, pero también al éxito de quienes promocionan la campa - ña. En un video, realizado por el GFD, las participantes declararon que ellas estaban en pro de la lactancia materna y habían amamantado a sus hijos. En este sentido, el mensaje es muy claro: puedes amaman- tar a tu bebé y tener un cuerpo envidiable. Ahora bien, las mujeres en México, en su mayoría, no poseen esa clase de cuerpos, y de hecho ese tipo de imágenes promue- ven entre aquellas mujeres que han tenido hijos, modelos estereotípicos de belleza que muchas veces resultan inalcanzables. Probablemente para algunas mujeres ver a Camila Sodi o a Maribel Guardia en un anuncio en el que declaran haber amaman- tado a sus hijos, sea un ejemplo a seguir. Sin embargo, el hecho de exponerlas con el torso desnudo en todo caso, parece irrele- vante y fuera de lugar. Actualmente, señala Marcela Lagarde (2003) resulta evidente el enorme peso del erotismo en la constitución del género. La sexualidad, desde su perspectiva es un com - plejo cultural históricamente determinado consistente en relaciones sociales, institu- ciones y políticas que definen la identidad básica de los sujetos. Se constituye por for - mas de actuar, pensar, comportarse y sentir, y consiste también en los papeles, las fun - ciones y las actividades económicas y socia- les asignadas con base en el sexo. La sexua - lidad, en este caso, norma a los individuos y a las sociedades de acuerdo a una serie de roles y comportamientos esperados. “No le des la espalda, dale pecho” es un lema que ejemplifica esta teoría, mientras que la cam - paña que la respalda fortalece este modelo. La mujer en esta publicidad, se representa a través de la belleza hegemónica, delgada pero con pechos prominentes, la fama-éxi - to (de las figuras públicas que participan en ella) y el rol de la madre que a pesar de su trabajo tuvo tiempo (según dicen) de ama- mantar a sus hijos; podríamos decir, en cier - to sentido que la mujer-madre se representa mediante una figura erótica que promueve la lactancia como un acto mucho más se- xualizado que “natural”. Y es que aunque alimentar a un bebé sea parte de las funcio - nes del organismo femenino, no significa que amamantar sea una práctica cien por

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