Número 37

33 PKK ya no era la vieja izquierda, fue inca- paz de llegar a una solución que por com- pleto lo separara del socialismo real y la modernidad capitalista. Uno puede definir el periodo comprendido entre 1993-2003 como de transición para conceptualizar una alternativa a la modernidad capitalis- ta. El material teórico disponible, experien- cias pasadas de otros movimientos, el fe- minismo y la experiencia misma del PKK, llevaron al movimiento a la conclusión de que la esclavitud de las mujeres constitu- ye la base misma de todas las esclavitudes posteriores, así como de todos los pro- blemas sociales. De este modo, comenzó a diferir de clásicos marxistas-leninistas. También difiere en la forma en que comen - zó a observar el aparato estatal como un instrumento de poder y explotación que no es necesario para la continuación de la vida humana y natural. En tercer lugar, su percepción de la violencia revolucionaria también cambió y, finalmente, la enmarcó como autodefensa. Öcalan determinó que la esclavitud de la mujer se había perpetuado en tres niveles a lo largo de cinco mil años: En primer lugar está la construcción de la es- clavitud ideológica; entonces no es el uso de la fuerza pero si hay un cambio de la economía de la mujer. Como resultado, él se apresuró a hacer la conexión entre la profundidad de la esclavitud de la mujer y el enmascaramiento intencional de este hecho y el aumento del poder jerárquico y estatista dentro de la sociedad. Como las mujeres están habituadas a la esclavitud, la ruta de la esclavitud de los demás sectores de la sociedad está pavimentado. La escla- vitud de los hombres viene después de la esclavitud de las mujeres. Sin embargo, la esclavitud de las mujeres es diferente en algunos aspectos a la esclavitud de clase y nación. Su legitimación se logra a través de la represión refinada e intensa, combinada con mentiras que se puede observar en las emociones. La diferencia biológica de la mujer se utiliza como justificación para su esclavización. Todo el trabajo que hace se considera “El trabajo de la mujer”. .Sin entrar en el análisis del proceso a través del cual la mujer fue superada y dominada socialmente, no es posible com- prender adecuadamente las característi- cas fundamentales de la cultura social del macho dominante, y lo que es se puede construir en su lugar. Sin entender cómo se formó la masculinidad socialmente, no se puede analizar la institución del Estado y por lo tanto, no se es capaz de definir con precisión la cultura de la guerra y el po- der relacionada con la condición de Esta- do. Esto es algo que tenemos que destacar, porque esto es lo que allanó el camino para el feminicidio y la colonización, así como la explotación de los pueblos. La sujeción social de la mujer constituye la contra- rrevolución más vil jamás llevada a cabo. Öcalan señala que “la espada de la guerra en el Estado y el puño del hombre dentro de la familia, son símbolos de la hegemo- nía. La sociedad de clases, desde sus capas superiores a sus capas más bajas, se man- tiene entre la espada y el puño”. El capitalismo y el Estado-nación se analizan para representar al macho domi- nante en su forma más institucionalizada. La sociedad capitalista es la continuación y culminación de todas las antiguas so- ciedades de explotación. De hecho, es una guerra continua contra la sociedad y la mujer. Para decirlo en pocas palabras, el capitalismo y el Estado-nación son mo- nopolio del macho tiránico y explotador. Basta con mirar en todo el mundo para ver un nuevo aumento en la violencia, la explotación y el retorno a la supresión de las mujeres. Esto no está ocurriendo sólo en los llamados países del tercer mundo, sino en todo el mundo. Pero inequívocamente aclarar la condi- ción de la mujer es sólo un aspecto de la cuestión. Mucho más importante es la cues- tión de la liberación; en otras palabras, la resolución del problema excede la impor- tancia de revelar y analizar la condición de la mujer. Durante el último cuarto del siglo XX, el feminismo ha logrado en cierta medi - da revelar la verdad sobre las mujeres. Pero el movimiento de liberación kurdo, y Abdu-

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