Número 38

48 en diferentes y diversos espacios sociales. 3.- La metáfora de la hidra, explica el Sub implica que si cortas una cabeza renacen dos, se adapta, muta y es capaz de rege- nerarse completa desde una de sus partes. 4.- Hay un elemento que no está explicito pero que es fundamental: la práctica. Lo que está en juego es la trasformación de la realidad.5.- El sistema capitalista no es omnipresente, ni inmortal. Existen resis- tencias. 6.- Ni teoría sin práctica, ni prácti- ca sin teoría. 7.- Ni pensamiento haragán, ni pensamiento dogmático, ni pensamien- to mentiroso. El pensamiento crítico tiene como motor el cuestionamiento. Pregun- tando se camina. A esto hay que sumar las señales de una compartición, que se sintetizan: Una- Crisis económica como nunca antes, mul- tiplicada por las catástrofes ambientales no naturales, la transformación de todo, incluso lo básico elemental -agua, aire, luz y sombra, tierra y cielo- en mercan- cía. Otra.- La pérdida de la legitimidad de las instituciones “tradicionales” (partidos, gobierno, sistema judicial, iglesia, ejerci- to, policía, medios de comunicación, fa- milia. Otra una.- La corrupción tan escan- dalosa en las clases políticas que raya en la psicopatía. Otra más.- Estamos frente a una realidad que se sintetiza hoy en una palabra: Ayotzinapa, que no es la excep- ción sino la regla actual. Otra una otra.- Las viejas estructura del poder político y económico no son sino los escombros de lo que fueron. La mayoría de las grandes empresas antes nacionales, ahora no son sino presta nombres de los grandes capi- talistas mundiales y todos, absolutamen- te todos, están atados y sometidos por la banca internacional. Otra y ya.- La crisis que viene no va a mandar un telegrama ni se va a anunciar en monumentales o car- telera. Tampoco vienen solas, nos dice el Sub, “las acompañan los saltimbanquis de toda la historia: profetas, lideres, salvado- res supremos, nuevas religiones, el cam- bio está en uno mismo, ayúdate que yo te ayudaré, piensa positivo, “sonríe, vamos a ganar”, “seremos su peor pesadilla.” De ahí la urgencia y necesidad del se- minario. Las disquisiciones del Sub Galeano sobre las ciencias sociales son incisivas y provocadoras, empezando por la idea de éstas están en lucha. “deben abrirse paso por entre las chambonadas que pululan en la academia, los medios de comunica- ción (no sólo los de paga) y el síndrome del googleo como método científico,” y de que a diferencia de las ciencias naturales y exactas, en las ciencias sociales pueden presentarse diversas conclusiones a partir de una misma premisa. También impor- tante su acotación de que el “objeto de la ciencia de la historia no es SOLAMENTE explicar su objeto de conocimiento, sino transformarlo.” Pone el ejemplo de la genealogía de la lucha de las mujeres zapatistas para aclarar que no puede ser explicada a través de su heroicidad y su terco empeño. Que había necesidad de recurrir a la economía polí- tica: “Si, porque esas rebeldía y resistencia pudieron crecer, desarrollarse y extenderse a lo que ahora nos sorprende y aterra, solo cuando existieron las bases materiales que las concretaron. Fue hasta que las mujeres se fueron desprendiendo de la dependen- cia económica de los varones, que se pasó de la teoría a la realidad…el uno, el cambio en la propiedad de los medios de produc- ción, y l otro, la toma y ejecución de sus propias decisiones, es decir, la política.” Llama la atención al ritmo vertiginoso de la mutación de las premisas en las cien- cias sociales, que obligan al pensador crí- tico a ir y venir continuamente de la reali- dad a la teoría. “Porque la transformación social, y con ella el pensamiento crítico, es esencialmente eso: un desafío.” Refiriéndo - se a las intervenciones de los diversos po- nentes del seminario, el Sub Galeano seña- la: “Sus palabras de ustedes, sus conceptos, sus análisis, no pocas veces sus desvaríos, nos han provocado, nos han hecho pensar. Han sido bofetadas que nos alertan. Ya an- tes lo hemos dicho: el pensamiento crítico que buscamos, la teoría pues, no es la que nos aplauda o nos cobije, sino la que nos

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