Número 38

50 rete continuamente a explicarnos, es decir, a entender nuestro lugar en el mundo…En resumen: necesitamos a Yolao. Necesita- mos teorías y conceptos. Y necesitamos la lógica y la confrontación con la realidad. Y, sobre todo, necesitamos del pensamiento crítico para mantener en crisis constante, es decir, en movimiento, nuestro conoci- miento de la Hidra.” Precisamente, en el apartado “Hacia la genealogía de la Hidra”, el Sub Galeano reitera que algunos de los conceptos fun- damentales de Marx, que le sirvieron para destrozar la economía política de su tiem- po, no sólo siguen sólidos, sino que, ade- más, se confirman en la actualidad…Por eso demandamos no sólo la definición de la tormenta, también queremos conocer su historia, como se originó, que la alimenta, cual ha sido su trayectoria.” Todo ello, como una cuestión de super- vivencia como pueblos originarios, como humanidad. Se revisan los cambios más visibles, el paso de la contrainsurgencia a la codicia por los territorios por parte de las grandes empresas turísticas, mineras, madereras. Se identifican los medios de despojo, el robo a través de los cambios jurídicos, otro de los medios de despojo. El protagonismo de la violencia como arma para el despojo, una vuelta a la historia primigenia de la acumulación originaria y una insistencia en la necesidad de una ciencia para la lu- cha, para reconstruir la genealogía del ca- pitalismo necesitamos echar mano de las ciencias sociales. Se convoca al análisis del Estado Na- cional. A inquirir sobre los cambios que ha sufrido, ¿Cuáles fueron sus bases, y cuales se mantienen, cuales desaparecieron, cuá- les mutaron? La clarificación del Estado es necesaria y urgente. Como es necesario y urgente, si hablamos de la guerra contra los pueblos originarios, referirnos también a su rebeldía y su resistencia, a esa persis- tente contradicción opresión-resistencia, y la necesidad, en consecuencia, de recurrir al concepto de “lucha de clases.” Se reafirma que la guerra es la tensión principal, la columna vertebral del capita- lismo y en el sentido clásico, el objetivo de esta guerra ha sido el despojo y la con- quista. No es su existencia la que provoca guerras, existe por la guerra. “Y una de las cosas que detectamos, --señala el Sub Ga- leano--, en esta nueva etapa de esta guerra capitalista, la que llamamos guerra mun- dial, persigue ahora la destrucción de un territorio para reconstruirlo. Si, el capita- lismo provoca el caos y de él se nutre…Y en su etapa actual, el capitalismo es una guerra contra la humanidad entera, contra el planeta entero.” El capital financiero para mantener sus altas ganancias, tiene que combinar cuatro formas de extracción de esa ganancia: La primera depende de tasas de explotación igualmente altas para los trabajadores asa- lariados. La segunda tiene que ver con el crédito y la generación de dinero ficticio. La tercera es la barbarie total, porque es una forma donde ni siquiera se vincula a la producción o al crédito sino al despojo vil y llano de los fondos de consumo obrero. La cuarta, un crecimiento desmedido tanto del empleo informal y del número de tra- bajadores sin trabajo. Ante la magnitud de la tarea analíti- ca, el Sub nos emplaza a todos y a todas quienes luchamos al reto de diluirnos y potenciarnos en un pensamiento crítico colectivo para lograr que NADIE arme la figura y tengamos así la imagen en detalle de la Hidra, cediendo gustosos las semillas orgánicas en los distintos semilleros que provoquen el pensamiento, la discusión, la imaginación, la creatividad. Termina esta obra con el Qué hacer, que cubre la intervención del Sub Comandante Insurgente Moisés sobre las elecciones, un documento ya conocido y que refrenda las posiciones del zapatismo con respecto a la izquierda institucionalizada y los partidis- tas, que se sintetiza en la idea central “que las soluciones las hace el pueblo, no los li- deres, no los partidistas.” Ante los extravíos de quienes no enten- dieron los términos de la convocatoria al seminario, el libro se cierra, en cuanto a la

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