Número 41
recursos naturales –como el petróleo- y sobre los países que tienen gobiernos pro- gresistas, desde los más moderados hasta los que significan un avance al socialis - mo, la democracia y la libertad, entre los que destaca Cuba con su gran experiencia martiana y marxista de valor universal. La ofensiva cobra formas diferentes en cada circunstancia, pero abarca a todas las naciones, incluso a las más neocon - servadoras o neoliberales. Así va desde Venezuela con su gran proyecto chavista y bolivariano y su petróleo, pasando por Ecuador, Brasil, hasta Argentina en el Sur y México en el Norte, aquélla que ya per - dió su gobierno progresista y éste que ya privatizó su petróleo y una gran cantidad de propiedades que antes eran nacionales, sociales y comunales. En medio de la ofensiva hay resisten - cias notables y nuevos peligros que se en- frentan como es el caso de Cuba, último y primer baluarte del socialismo, la de- mocracia y la libertad, o el de Venezuela con un Estado de orientación bolivariana y socialista, o, el de Bolivia, constituido por las naciones de los pueblos origina- rios que buscan construir un nuevo esta- do pluriétnico. En la resistencia, destaca también el proyecto zapatista que abar - ca una inmensa región cultural y cuyos integrantes –organizados y armados– cuentan como una fuerza inmensa con su moral organizada, con su conciencia y su voluntad organizadas en que transfieren a la sociedad el poder del Estado. El mo - vimiento zapatista en su pensar y hacer incluye el saber de los pueblos mayas y los nuevos valores y medios con que se ha enriquecido la democracia con el princi- pio del poder en el pueblo, y por el pueblo. El zapatismo ha hecho aportaciones nota - bles a la organización de un gobierno que es pueblo y de un pueblo que es gobierno. Desde l994 no cesa de enriquecer su pen - samiento, su discurso, y la organización del trabajo y la vida hacia las metas que desde sus albores formuló en el decir y el hacer con su clamor de “Libertad, Justicia, Democracia”. Es un movimiento que cada vez más afirma y organiza su posición socialista, democrática y libertaria contra “la hidra capitalista”. Como todos los demás, se en - cuentra inserto en esta lucha mundial en que a las incógnitas sobre la mejor estra - tegia a seguir, algunos responden optan- do por una de las líneas tradicionales y otros respondemos apoyando toda lucha que tienda en los hechos a organizar la libertad, la justicia, la democracia y el so - cialismo con el pueblo, entre el pueblo, y por el pueblo. Hoy, no podemos ignorar que están siendo acosados y en muchos casos des- truidos muchos de los logros emancipado- res de la Humanidad y que a los inmensos peligros de injusticia, terror y violencia actuales y polémicos de los complejos empresariales-militares que dominan el mundo, se añade un nuevo peligro en la historia de la humanidad, y es su capa- cidad de destruir la vida, y de provocar un ecocidio tanto con la acelerada des- trucción de los recursos naturales, como con las luchas por los recursos naturales y los mercados y con las guerras reales y virtuales de desposesión y despojo que están lejos de asegurar la prevención de una guerra nuclear. Si tan grave situación obedece a un sistema como el capitalista, cuyo atrac- tor principal es la acumulación de poder, riquezas y utilidades, el fenómeno indica día a día que corresponde a una crisis del capitalismo y también de la civilización, con posibilidades de terminar con la his- toria de la especie humana y con cuanto ser viviente habita en la Tierra. Ante esos peligros, plenamente confirmados por las ciencias, y ante la vulnerabilidad que mostraron los países del llamado “campo socialista” que hoy viven bajo la restaura - ción del capitalismo, lejos de caer en el fa - talismo y el desánimo, debemos enfrentar éstos grandes problemas con propuestas derivadas de nuestras experiencias, y con las que sean capaces de frenar y derrotar las estrategias de dominación de corpo - raciones y complejos, y de una organiza - 12
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