Número 49
23 Caridad nos apoyó y llevó. Previamente conversamos con Fernando. Me preguntó cómo iba mi libro acerca de Mella y Haya, lento le respondí. Muy cerca de allí se ubi- ca el Hospital de Oncología al cual debía dirigirme, gracias al apoyo solidario de la historiadora Caridad Masson y de su amigo oncólogo. El parecer del director de dicho Hospital –una eminencia en la materia- era que el procedimiento previsto por el médico colombiano que me iba a operar, era el indicado. Atendió mis dudas y cal- mó con su sapiencia, mi ansiedad. Durante esa breve estancia tuve tiempo de asistir a una de las consultas de base promovida por los Comités de Defensa de la Revolución, con la finalidad de evaluar, opinar y enviar críticas y sugerencias frente al paquete de medidas de reforma y austeridad propues- tas por el régimen de Raúl Castro. Se cri- ticó el impacto negativo que tendría el re- corte asistencialista de la conocida libreta en los adultos mayores y jubilados. Igualmente, se criticó el burocratismo existente y otros lastres de gestión pública. Retorné a México con nuevas experiencias, ideas y libros, además de la satisfacción del reencuentro con varios amigos, Fernando incluido. Asumí la decisión de meterme al quirófa- no. En la actualidad, persistimos lidiando con los artrópodos. Resiento que las pérdidas se me han venido de a montón. Tengo la convicción de que frente a las perdidas nada mejor que los ejer- cicios de memoria en los espacios públicos. Se suman los actos interiores o abiertos de reanimar nuestras colectivas esperanzas. Precisamente hoy me di ánimo y fuego, al recuperar la figura de Fernando Martínez Heredia, la cual les comparto a través de este «Umbral» en nuestro muro. Me recordó que debemos seguir de pie frente a cualesquier adversidad, incluida su pér- dida. Fernando sabía de adversidades y esperanzas, se dio su tiempo para ello, otras aguas más cálidas le tocaron con el paso de los años. Fernando ha dejado frondosa obra. Sin embargo, por deseo propio me he anudado y anclado en su revista: El pensamiento crítico . Anclado y potenciado. He puesto algo de empeño en estos días. Comienzo a dejar atrás la len- titud de mis pasos a pesar de ese ese extraño jaloneo que tiraba hacia atrás. Tengo la firme convicción de que el desprendimiento, la despedida y el renacer no son incompatibles. Y en lo que respecta a la muerte y Fernando, suscribo la idea martiana de que: «La muerte es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida; truécase en polvo el cráneo pensador; pero viven perpetuamente y fructifi - can los pensamientos que en él se elaboraron.» 5 5 Martí, José, «Pilar Belaval» El Federal (México) 5 de marzo de 1876. Reproducido en Obras Completas. Nuestra América 6, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1991, p. 430.
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