Número 49

38 De esta manera, nos preguntamos sobre el papel de los productos in- dustrializados que son distribuidos por la Cruzada (a través de las tiendas Diconsa o los Comedores Comunitarios, por ejemplo) mismos que implica - rían nuevas pautas de alimentación y la modificación de los valores cultu - rales asociados a la comida y la comensalidad. ¿Qué cambios generales en la forma de comer están realizando las familias pobres para satisfacer su alimentación? ¿Qué cambios está promoviendo la Cruzada Nacional contra el Hambre en términos de las tradiciones culinarias de cada lugar? ¿Consti - tuye la Cruzada una forma de imponer la modernidad a la población rural? (Figuras 3 y 4) ¿Cómo responde la gente a este proyecto transformador de sus prácticas alimentarias? Así, consideramos pertinente el desarrollo de proyectos de investigación antropológica dirigidos a conocer y explicar las transformaciones que han sufrido las prácticas alimentarias de las diversas localidades atendidas por la Cruzada y sus programas a lo largo del tiempo; es decir, establecer un pa- norama de la historia reciente de la alimentación en estas localidades. ¿Qué formas de preparación, ingredientes y estrategias se empleaban en los hoga- res hace 20 o 30 años? ¿Cómo se han transformado y qué modificaciones han traído consigo las políticas públicas alimentarias? ¿Han mejorado las condi - ciones de vida y alimentación de las personas desde su propia perspectiva? Esto permitiría determinar si los cambios que se han producido y que se implementan en situaciones de crisis o escasez, benefician o perjudican a las familias en términos de salud, satisfacción de derechos alimentarios y respeto a los derechos culturales. Es decir, permitiría evaluar en el terreno el impacto que esta política pública ha tenido en la transformación de prácticas alimentarias y salud de la población objetivo. Entender las transformaciones alimentarias promovidas por las políticas de Estado, permite evaluar las pro- pias políticas públicas a partir de las repercusiones sociales y culturales que éstas generan en las comunidades a las que se busca beneficiar. Figura 3. Encabezados de los periódicos El Universal (9 de febrero de 2013) y La Jornada (15 de abril de 2013).

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