Número 53

4 su fase final, muestra de manera descarnada el juego sucio desde arriba, el cultivo autoritario de los miedos y fantasmas contra la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y MORENA. Días atrás, María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, la precandidata independiente, feminista y por- tavoz del Consejo Nacional Indígena, no logró alcanzar el registro. Las 248 mil firmas de adhe- rentes, quedaron muy lejos de la meta del 1% del padrón electoral fijado en 860 mil. La integridad contrastante del proceso de acopio de firmas en el caso de Marichuy, ante la trampa sistemática de los otros candidatos “independientes”, permi- tida y encubierta por el aparato electoral, pone de relieve la catadura de todo el proceso. La mayor parte del electorado reorientará su voto a favor de López Obrador, no necesariamente porque es- tén de acuerdo con él y su programa, sino porque su triunfo, permitiría, se espera hipotéticamente, una fase de acumulación de fuerzas, aunada a una esperada y beneficiosa rectificación etnopolítica. El caso Marichuy puede y debe ser motivo de reflexión, retomando los espejos de las simbó- licas candidaturas indígenas en América Latina en Bolivia (el mallku Felipe Quispe Huanca en 2002 y 2004), Ecuador y Perú de la década del noventa, y más atrás, en las figuras más radicales de Eutiquio Timocté en Colombia y de Quispe Quispe en el Perú a inicios de la década del trein- ta del siglo pasado. Una fisura se vuelve a cerrar, como así sucedió en los espejos de participación mencionados. Es así más viable un proyecto de coalición interétnica en México y en otros paí- ses con población originaria, en estos tiempos en que se ha acentuado la alianza del capital con el etnocidio y el ecocidio y con el Estado etnocráti- co, bajo reaccionarias banderas neoliberales. Ominosa, la ley de seguridad interior plantea una amenaza no descartada; ciertamente orien- tada a la seguridad, pero ¿de quién y de qué inte- reses?, esa ley forma parte de todo un sistema de riesgo, al tiempo que, como parte de ese sistema, se ha ido afinando el aparato jurídico dedicado a legitimar el despojo sistemático de la nación. Y así como el crimen organizado es una categoría no sólo aplicable a los mercaderes de la droga, así los megaproyectos de afectación socioambiental emanan del magno megaproyecto madre que los rige, el de la mercantilización a ultranza. Y las legislaturas operan como agentes validadores de ese proceso, siempre a espaldas de la población, cuyo trabajo mantiene a diputados y senadores que descollan a menudo por su ignorancia y su frivolidad. Mientras tanto, el miedo se siembra en estos tiempos bajo el argumento de proteger la persistencia y la estabilidad de un orden social, político y económico… contrario al bien común. Estamos en una encrucijada y ella nos exi- ge claridad y determinación. En esa exigencia, cobran sentido tres conceptos transicionales a tener en cuenta: democratizar , descolonizar , desmercantilizar 4 . En este número presentamos una reflexión de María Grace Salamanca. surgida de su experien- cia como docente y en el campo de la filosofía en torno a lo que implica hoy traducir el proceso 4 Santos, Boaventura de Sousa, 2010, Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una Epistemología del Sur, México, Siglo XXI Eds.

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