Número 54

titucional en los últimos decenios en que fueron beneficiarios directos o indirectos de la debacle política y económica, ahora lo ven y sufren, aho- ra lo denuncian como pregoneros de una integri- dad que nunca han conocido. Pues lo suyo no es asunto de ideales, sino de intereses, y ya trabajan en la construcción de estrategias para regresar a servirse de la misma sopa que han empezado a añorar, y tal vez sin razón, porque la cocina del abuso y la impunidad quién sabe si acaso se des- monte sin una exigencia organizada. Tampoco resulta en absoluto sorpresivo que los extremos se toquen paradójicamente, pues los extremos ideológicos siempre son puros, se caracterizan por su uniforme y permanente in- falibilidad: así, quienes votaron por el candidato “populista” son caracterizados de manera similar, desde ambos extremos de la gama política, como sujetos ignorantes y manipulados ; y es que la pureza ideológica no admite matices: los motivos de esos votantes por el peculiar electo son desdeñables y su número en realidad es irrelevante. Las masas crédulas no comprenden su realidad. La única di- ferencia en esa descalificación compartida es que esas oleadas de votantes, desde el extremo reac- cionario, eran, además de ignorantes y manipula- dos, nacos, prietitos . Y es que en el otro extremo, nuestros puros –los nuestros– también pueden por supuesto equivocarse, aunque con ellos com- partamos sueños esenciales de vida, dignidad y futuro en este México diverso y dinámico, tam- bién urbano, también no indígena: aunque hayan denunciado con aplomo la estatura de la dignidad de nuestros pueblos originarios y afromexicanos, aunque han conocido directamente la magnitud criminal de la traición y la mentira de la clase po- lítica que se acomoda como las ratas o las cuca- rachas a cualquier nueva circunstancia (de nuevo una disculpa a esos bichos por la comparación), y aunque sus lecciones dadas sigan luminosas y vigentes, como la de que todos tenemos derecho a ser mejores , como la del mandar obedeciendo . Así, tenemos frente a nosotros un desafío al margen de cualquier retórica, y es que lo de aho- ra no es ahora un mero cambio de gobierno –o de disfraces de gobierno–, y menos con las alarmas 3 ya encendidas: se trata del reto de un cambio de mentalidad y del cambio de estado de conciencia, hoy que la vida está en amenaza ya sistémica por los efectos ambientales de la explotación sin freno de los territorios, entendidos éstos como realida- des integrales. De ahí la necesidad de una memoria militante ante la vida en amenaza. Amenaza que persiste, pese a cambios anunciados de cuartas transformaciones que no reparan en ella, con pro- yectos neodesarrollistas de un México que se pro- yecta como “paraíso de las inversiones”, con trenes balas, proyecto del Istmo de Tehuantepec, siembra de un millón de arboles en La Lacandona, 300 ca- rreteras con mano de obra barata, peculiar consul- ta quién sabe si vinculante en torno al aeropuerto, el regreso del indígenismo de Estado, y la minería, “siempre y cuando no contamine…”, iniciativas que no son de los pueblos , cuando la única ini- ciativa coherente es que las iniciativas emanen de ellos , cuando la dignidad y la justicia constituyan el megaproyecto referencial. Así, la iniciativa de las ini- ciativas radica en la responsabilidad de dar cauce a esa fuente propia de los pueblos, no en dar conti- nuidad a la tendencia histórica del cencerro, la de seguir iniciativas ajenas para fines ajenos. En tanto, hay una escala que en todo este proce- so se pasa por alto, muy ausente en las disquisicio- nes políticas de temporada, a pesar de su relevan- cia: esa perla del capital se llama “calentamiento global”. Parece que el asunto no tiene la menor importancia, o que se refiere a cierta permisividad sexual endémica o en boga, y no a la urgencia de medidas para evitar una catástrofe climática global. En reciente reunión, el Panel Interguberna- mental de la ONU sobre el Cambio Climático (IPCC) anuncia que de no tomarse medidas en las políticas públicas y en las conductas indivi- duales, para 2030 habrá un incremento de tem- peratura en todo el planeta de 3 grados centígra- dos, lo que supera las previsiones previas. Las implicaciones están a la vista, si tomamos en cuenta que de acuerdo con los nuevos reportes, basados en más de 6,000 referencias científicas, rebasar los 1.5 grados es poner en riesgo la ha- bitalibidad de la Tierra (https://www.bbc.com/ mundo/noticias-45785972).

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