Número 56

109 A su vez, los directivos de institutos y cen- tros de investigación, instituciones de atención a “grupos vulnerables”, y secretarías de Estado, se acomodan en la ola del continuismo desarrollista, los casos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), del Instituto Nacional para los Pueblos Indígenas (INPI), de la Secretaría de Ener- gía (SENER) y del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), son emblemáticos pero no sorprenden: en el primero, Diego Prieto declara que “el Instituto no está para detener obras”, que si bien aún no conoce el proyecto del Tren Maya, éste “no afectará vestigios arqueológicos”, y que es el Instituto el encargado de “determinar si las comunidades son o son indígenas”; por su parte, Adelfo Regino toma como válidas las encuestas que simulan consultas a los pueblos originarios de la región peninsular; mientras que Rocío Na- hle les asegura a los inversionistas con interés en extraer gas natural, como “por ejemplo los cana- dienses que entran de forma confiable, de forma segura, a invertir al país”, que las consultas son para explicarle a los pueblos y comunidades el por qué se recurre –por ejemplo- al fracking y así “no pegarle al inversionista”; y Rogelio Jiménez Pons delata a los grupos locales con los que lle- va a cabo reuniones -suplantando todo protocolo de consulta libre, previa e informada-, al señalar que éstos afirman: “o nos subimos al tren o nos lleva el tren”. Sin duda, la posición institucional saca lo peor de las personas, y esto sin señalar las lamentables intervenciones de personajes como Alejandro Solalinde, José Manuel Mireles y Jorge Zapata González, priísta mejor conocido como el “nieto de zapata” que ha calificado al EZLN como “cortina de humo”. SCI Galeano ante milicianos del EZLN Fotografía: resumenlatinoamericano.org (31 de enero de 2018)

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