Número 56
12 cripción, que es la que se toma como “oficial”, se interpreta como la lucha del poblador originario andino contra el gamonal español, debido a que los “mistis” se apropiaban de las tierras de los in- digenas, sumiéndolos en la pobreza y servidum- bre. Posteriormente, todas las clases sociales se congregaban en la fiesta del “Turupukllay” que era una especie de “corrida de toros”, donde la ar- monía y convivencia se quiebran cuando las auto- ridades “impuestas” obligan a normas civilizadas, rompiendo los esquemas ancestrales y tratando de sincretizar prácticas festivas, ceremoniales. Si bien es cierto que la cultura se apropia de elementos exógenos, los adapta a su esencia y con el tiempo los integra, tenemos que conocer los an- tecedentes de algunas tradiciones indigenas, que aun teniendo elementos foráneos mantienen sus raíces ancestrales, y la concepción ceremonial, lúdica y filosófica, mantiene en este caso la duali- dad entre lo terrenal y lo celestial, la lucha entre el bien y el mal, y la imposición depredadora de un nuevo orden social sobre lo ya establecido. Desde este enfoque, este ritual que con el paso de los siglos se ha convertido en festividad ha su- frido cambios, gracias a un proceso de sincretiza- ción entre lo importado por los invasores hispanos al nuevo mundo e impuesto sobre lo originario, que han logrado adaptar al ritual elementos como el toro, pero hispanizado, convirtiéndolo ante los ojos del mundo en un simple espectáculo taurino, aun cuando corre sangre del animal que es lacera- do por los picotazos del condor. Ahora bién, Yawar es palabra quechua o ru- nasimi que significa sangre, y las raíces de esta palabra es posible que estén emparentadas con el tupi-guaraní, pues se trata de una familia lin- güística que agrupa un gran conjunto de lenguas que se extienden en los territorios de Argenti- na, Paraguay, Bolivia, Perú y Brasil 11 . En estas lenguas, al otorongo se le conoce como yaguar o yaguarundi, animal que se caracteriza por ser el mayor cazador de la región, y como al momento de conseguir su presa es sangriento, es probable que de ahí se desprenda la palabra yawar que a la postre se traduciría al español como sangre. Es factible que esta escena de transfondo ideológico ceremonial, se haya practicado en la costa norte del Perú, y que a la llegada de los españoles, ellos, con el ganado vacuno, tuvieron necesidad de invadir tierras donde el otorongo habitaba, reduciéndolos hasta el punto de casi 11 Información tomada de la base de datos de pueblos indígenas u originarios del Perú, consultado en línea en: http://bdpi.cultura.gob.pe/ familia/tupi-guarani. Figura 6. El cóndor atacando al jaguar. Fotografía Pavel Leiva. Figura 7. Detalle en dibujo, véase la cola del felino. Dibujo: Judith Galicia
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