Número 56

24 al sector de entretenimiento. De acuerdo con el Departamento del Ambiente, la Alimentación y los Asuntos Rurales del RU, el sector de proce- samiento de comida y bebida contribuyó con 27 mil millones de libras a la economía en el 2014 (1.51% de la economía del RU; DEFRA, 2016) y empleó a 3.8 millones de personas (5.8% de la población actual). Aun cuando no es fácil separar la contribu- ción de la producción de carne a la economía, especialmente a nivel global por las diversas cul- turas culinarias existentes y los múltiples impac- tos que sobre ellas han tenido los cambios climá- ticos recientes, tenemos indicadores indirectos como el de la Organización de las Naciones Uni- das para la Alimentación y la Agricultura (FAO, sf), la cual indica que el ganado representa el 40% del valor global de la producción agrícola y proporciona sustento y seguridad alimenticia para casi 1,300 millones de personas (17% de la población mundial). Sin embargo, como veremos a continuación, si para algo sirve la industria de la carne como actividad económica, es para alimentar sus pro- pias ganancias. B. ¿Cómo se considera el bienestar animal en la industria? Nuevamente en el caso del RU, el bienestar ani- mal se ha regulado desde el 22 de julio de 1822, cuando se aprobó en el parlamento el Acta para prevenir el tratamiento cruel e impropio del gana- do (Martin, 1822). Sin embargo, la idea del bien- estar animal y de los derechos animales, aun per- manece como una de las más controversiales. El filósofo Peter Singer argumentó en Animal Libe- ration (1975), que la frontera entre los humanos y los demás animales es completamente arbitra- ria. Aunque los grupos de activistas como la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals habían estado tratando de mejorar el bienestar de los animales desde mucho tiempo atrás –la socie- dad fue fundada en el siglo XIX– al parecer fue el libro de Singer lo que detonó el movimiento mo- derno por los derechos de los animales. El resultado de muchas campañas y presión política a favor del bienestar de los animales en general, se encuentra plasmado en un cierto nú- mero de reglamentos, como el de la Comisión Eu- ropea en 1998 donde se establece que todos los animales mantenidos en cautiverio con propósi- tos agrícolas, deben reflejar el cumplimiento de cinco libertades: ( i ) animales libres de hambre y de sed; ( ii ) libres de incomodidad; ( iii ) libres de dolor, heridas y enfermedades; ( iv ) libres de miedo y angustia; y ( v ) gozar de la libertad sufi- ciente para poder expresar un comportamiento normal (EC, sf). Otro ejemplo es el tratado de Lisboa publica- do en el 2009, donde se reconoce a todos los ani- males como seres sensibles, es decir, capaces de experimentar sensaciones, propensos a emocio- narse y dejarse llevar por los sentimientos. El ejemplo más reciente es del 2012, cuando un grupo de neurocientíficos se reunió en la Uni- versidad de Cambridge, para firmar la Declara- ción sobre la Conciencia de Cambridge (TCDoC,

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