Número 61

47 definir los territorios indígenas es: Esta relación con la naturaleza, el conocimien- to establecido y readaptado mediante la praxis cotidiana y el patrimonio biocultural asociado al manejo de la biodiversidad y la agrobiodiversidad […] El territorio es para los indígenas una pro- longación, una expresión material de la red de relaciones que construye el conocimiento colec- tivo. Por esto, los derechos intelectuales colecti- vos son para los indígenas una prolongación de los derechos territoriales, ya que el territorio y el conocimiento conforman una unidad indisoluble. De hecho, la noción de territorio indígena debe ser entendida como garantía de continuidad de los conocimientos sobre biodiversidad (Toledo Llancanqueo citado por Boege 2008, 62). Boege expresa que la fuente básica para la for- mación territorial de los pueblos indígenas es la propiedad basada en la pertenencia, cooperación y práctica comunitaria, hecho que marca defini- tivamente las bases de su organización y territo- rialización. En este sentido, como revisamos lí- neas más arriba la cuestión de la propiedad debe ser revisada ya que esta transfiguración de la posesión como relación jurídica fue alienada en el desarrollo del modo de producción capitalista. El mismo Mariátegui explica cómo la propie- dad colectiva de la tierra implica toda una cos- movisión y cooperación común para el trabajo, en el caso peruano muestra como la sociedad inkaica es una economía orgánica donde preci- samente en la organización económica y política para la producción y reproducción de la vida se demuestra la potencialidad de formas de trabajo no capitalista. Afirma que la comunidad indíge- na conserva dos grandes principios económicos: el contrato múltiple del trabajo y la realización de este con menor desgaste fisiológico y en un ambiente de agradabilidad, emulación y com- pañerismo; más adelante añade: “la defensa de la comunidad indígena no reposa en principios abstractos de justicia ni en sentimentales consi- deraciones tradicionalistas, sino en razones con- cretas y prácticas del orden económico y social” (Mariátegui 1979, 76). Consideraciones finales Veraza se detiene en el carácter de afirmación vital de la sociedad a través de la asociación hu- mana y la importancia de mirar y ubicar ése vín- culo en formaciones socio históricas específicas, pues si nos situamos en el contexto de moderni- dad capitalista, donde el progreso es presenta- do con un hálito incuestionable de ensueño que llevará al “desarrollo” de la humanidad, el libre mercado y la racionalidad instrumental, tergi- versan la parte esencial de esta relación que es la cooperación humana y la reproducción de la vida, al punto de que “las potencias sociales y económicas se conviertan en potencias del ca- pital” (2012, 354). Como menciona Navarro: “la pretensión totalizante de los imperativos del va- lor produce contextos en los que cada vez es más difícil que lo común se recree y regenere sin en- frentarse con alguna mediación del Estado o del capital” (2015, 29). En muchas ocasiones, el trabajo colectivo, es reconfigurado de acuerdo a intereses externos (empresas socialmente responsables, programas de gobierno, asociaciones civiles, partidos po- líticos) que toman la práctica, la creatividad, la potencia simbólica, la organización social y pro- ductiva que da vida a los bienes comunes, como un cascarón que oculta múltiples desacuerdos y conflictos intracomunitarios al transfigurar los valores uso subsumiéndolos a intereses descon- textualizados y totalmente alejados de sus pro- pios productores. En este sentido, Navarro re- cupera la noción de Massimo De Angelis de los comunes distorsionados o deformados para nom- brar la subordinación de aspectos cruciales de la reproducción humana, como la dignidad, la soli- daridad, la sostenibilidad ecológica o la felicidad a una lógica mercantil: Según De Angelis, el capitalismo guarda una relación esquizofrénica con los comunes. El capital es una fuerza social que requiere de la destrucción y mercantilización de los espacios y recursos comunes. Sin embargo, al mismo tiem- po debe contribuir a la constitución de dichos ámbitos [ya que] para vencer los obstáculos generados por su propio desarrollo, tiene que

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