Número 63
13 como parte de lo que Anderson denominó como la comunidad imaginada. 6 Allí aludió a que el proceso de secularización de los rituales en los espacios públicos de Cuer- navaca, se fue cumpliendo con algunos énfasis y tensiones a partir de los últimos años del siglo XIX. Consideró que las prácticas de los ritua- les públicos de lo sagrado, sedimentadas cultu- ralmente en el imaginario de los pobladores de Cuernavaca, sirvieron de soporte de un proceso de desplazamiento de sentido lo que fue orien- tado hacia los rituales laicos y cívicos cumplidos en los espacios públicos. Desde su ángulo de visión antropológico, ob- servó que la trama cultural que en ello se desa- rrolló fue más bien el de las resonancias de las tradiciones religiosas en el interior de la trama misma del ritualismo cívico. O dicho de otra ma- nera (Melgar Bao, 2012: 12): […] el ritualismo cívico liberal, fue permeado por la sedimentación cultural de la ritualidad religio- sa. Este proceso de reencantamiento ritual se fue configurando gradualmente gracias a la nueva re- ligiosidad civil promovida por el Estado y las ins- tancias de poder local. Los límites culturales en que se insertó el proceso de construcción de la ritualidad cívica no son otros que el de sus descali- ficados ritualismos religiosos. Recordemos para tal fin algunos elementos constitutivos del ritual cívi- co, tales como las ofrendas florales, la circularidad del evento ritual, es decir, de su retorno celebrato- rio, por último, no olvidemos a la serie semántica de muerte-inmortalidad, heroísmo que exuda el halo religioso que permea a la imagen del mártir y de la inmortalidad del alma, tan ligadas a muchos de los personajes que pueblan el panteón católi- co. Coadyuvó a la construcción del ritual cívico la fijación política de un ceremonializado calendario laico y sus respectivas e inducidas tramas rituales, vía la proyección de sus instituciones educativas, políticas y militares, a las que se aunaron los me- dios de comunicación. La regulación política de la cobertura informativa sobre los medios gráficos y 6 Anderson, Benedict (1993) Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo , México: Ed. FCE. electrónicos federales y estatales, tuvo como uno de sus puntos fuertes el modo de significar y regis- trar a los ritualismos cívicos. Sin embargo, también se debe reconocer que en la modernidad capitalista las plazas, parques y jardines, con sus estatuas y memoriales, los centros cívicos y los edificios de gobierno, las placas conmemorativas colocadas en el patrimo- nio cultural e histórico edificado del “centro his- tórico” de Cuernavaca o las principales ciudades del país, también son dispositivos de poder que han sido levantados para tratar de ensombrecer simbólicamente la memoria reivindicada por el “indio vivo”. En nuestra América, la traza urbana virreinal y el urbanismo industrial moderno avanza ne- gando todo aquello que le descubre como depre- dador de ambiente, pueblos y culturas. Mucha de la arquitectura propia de la modernidad capita- lista y su colonialismo interno es la mejor ma- nifestación de las técnicas del poder institucio- nalizado y su dispositivo panóptico de vigilancia constante. Sin embargo, la dinámica cultural po- pular y las relaciones sociales de las urbes como Cuernavaca también alcanzan la liminaridad del tiempo ritual, ese momento en el que las jerar- quías se invierten y el sentido de la vida aflora: la convivencialidad. Si bien en la ritualidad del calendario cívico la autoridad oficial tiene por objetivo mantener el orden establecido por medio del discurso míti- co-religioso de lo nacional, lo regional o la haza- ña histórica; en la tardeada juvenil de los urbani- tas la risa, el baile y la bebida, se entretejen para asemejarse lo más posible al gran carnaval de la cultura popular. 7 En su artículo “Tiempo liminar: una aproximación a la tardeada urbana”, Ricardo nos compartió una pequeña postal etnográfica con testimonios de los chavos y las chavas res- pecto de la tardea, postal que bien pudiese ser útil para explicarnos porque en tiempos de la Covid-19 los jóvenes insisten en reunirse por las tardes (Melgar Bao, 2014: 54): 7 Bajtín, Mijaíl (2005) La cultura popular en la edad media y en el renaci- miento. El contexto de François Rabelais , Madrid: Ed. Alianza.
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