Número 63

9 de otros continentes, una fecha tan simbólica y conmemorativa, como la del 1° de mayo. Para estos años, reivindicar el derecho a un tra- bajo estable el cual garantice garantías suficientes para la manutención de las y los obreros, pudiera parecer fuera de foco; sin embargo, y pese a las condiciones de informalización y terciarización de la contratación en todos los ramos de la pro- ducción, las manifestaciones populares durante el 1ro de mayo se mantienen: por una parte, los sin- dicatos oficialistas enarbolan los “logros” de los gobiernos nacionales; mientras que por otra par- te, grupos de obreros y sindicatos independientes reivindican sus propias luchas y logros. Así lo hace Ricardo: en Grecia, España, Fran- cia, EEUU o Chile, el Día Internacional de los Trabajadores polariza a las fuerzas vivas y en ocasiones confronta a los empleados con sus empleadores y gobiernos. Algunos de los casos excepcionales son Cuba, en donde señala que aún se observa la falta de autonomía sindical frente al Estado y el Partido oficial, y México en donde la pérdida de convocatoria queda en evidencia: “Se trataba, pues de registrar esta singular fecha en su heterodoxa apropiación na- cional, como un acontecimiento cultural cons- titutivo de la clase obrera y de sus segmentos gremiales y políticos”, comentaba. De la manera en la que la clase obrera conser- va un interés político y etnográfico para la antro- pología e historia contemporáneas, los pueblos y comunidades originarias, afrodescendientes y migrantes, no se apartan del mismo. En el artí- culo “Capital predador, cultura regional y natu- raleza: etnocidio y ecocidio en el Istmo de Vera- cruz”, Ricardo reflexiona y plantea la situación crítica que ha propiciado la implantación de una actividad productiva artificial en la región de Mi- natitlán-Coatzacoalcos-Acayucan. En dicho corredor, la ganadería extensiva y el cultivo intensivo de forraje muestran la entroni- zación del sentido de vida productivista propio del modo capitalista de producción, sobre la cos- tumbre y los sistemas productivos basados en la agroecología popoluca aplicados desde tiempo atrás. Esto, aunado a la industria petroquímica y la urbanización, han propiciado un cambio signi- ficativo en las condiciones culturas y ecologías de la región según lo reseñó (Melgar Bao, 2013: 22): La ganaderización del espacio popoluca, no sólo ha abatido actividades tradicionales vinculadas a la caza, la pesca y la recolección favoreciendo la tala de los bosques, así como un proceso de diferenciación social conflictivo. La alteración de los propios cultivos de la región istmeña re- sintió la presión de la ganaderización agrícola, al contraerse la producción maicera en favor de los cultivos forrajeros. El maíz soporte del uni- verso cultural popoluca fue herido de gravedad. El caso istmeño reprodujo el tenor general de un nuevo descalabro ecológico durante los años setenta afectando toda la selva húmeda del su- reste al ritmo de la expansión ganadera. Este desplazamiento cultural y modificación del paisaje ecológico motivados por el sentido productivista propio del capitalismo, es lo que al igual que otros muchos investigadores como Tirso asumieron como depredación; es decir, en- tienden que la degradación ambiental es consue- tudinaria en la apropiación burguesa de los me- dios de vida para la acumulación de capital: “La expansión ganadera no sólo fue percibida por los popolucas en su acepción nefasta de depreda- ción de la montaña, el otrora dominio inaltera- ble de los chaneques, sino también como palanca desestructuradora de los tradicionales cultivos de maíz, sustento real de la identidad mítica de Homshuk la principal deidad tutelar de los popo- lucas” (Melgar Bao, 2013: 24). Al paso del tiempo y conforme el interés eco- nómico se movió, la actividad ganadera ha cedido terreno a la industria petroquímica que avanzó sobre algunas de las zonas en las que anterior- mente servían para el pastoreo de ganado, así lo atestiguó el antropólogo con su etnografía de la región, en la que al igual que otros tantos lugares en los que persistía una diversidad biocultural importante se ha visto degradada o, como bien afirmó el Maestro, depredada por el capitalismo.

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