Número 64

15 bieren de vender por esclavos, fuese el valor y precio de una doncella, cuatrocientas mazorcas de maíz, que desgranadas hacen una hanega, o poco menos, y el de un Mancebo, o Mozo, fue- sen 500 mazorcas [Torquemada, 1975 :345] Moctezuma I repartió lo guardado en las re- servas, pero al año se agotaron y comían lo que encontraban, por lo que hubo muerte masiva de la población. Se habla de que las personas enferma- ban y posteriormente morían. Durán menciona también que se mandaron hacer con las reservas tortillas y atole que se repartían a la población diariamente en canoas. Pero Moctezuma ordenó que no repartieran el maíz en grano, solo prepa- rado, por tanto, circulaban canoas con atole, ta- males y tortillas, esto fue durante un año, pero se vaciaron las trojes reales [Durán, op.cit .]. Al cuarto año de hambruna, por la desespe- ración de la sequía del siglo hubo un sacrificio de niños –más de 48- evidenciado en una lápi- da con la fecha de Ce Tochtli, la cual apareció en el Templo Mayor asociada a la ofrenda de los niños y correspondió al año 1454 precisamente cuando se vivió la más funesta sequía en tiem- pos mexicas [López Luján ,1993]. En Europa hubo un largo período de ham- brunas a principios del siglo XVII. En aquella época las ciudades crecían con rapidez y en los años de malas cosechas, los habitantes de ellas que tenían trabajos mejor pagados, podían com- prar alimentos, mientras que los agricultores te- nían que vender lo poco que habían cultivado para comprar las semillas necesarias para volver a plantarlas. En todas las latitudes, los pobres son las primeras víctimas del hambre, ser pobre significa verse atacado por numerosos peligros como menor resistencia a las enfermedades es- pecialmente en la población de niños, mujeres, enfermos, ancianos. Florescano analiza, a través de los precios del maíz, la situación política y económica de la Nueva España en el siglo XVIII y detecta los problemas del hambre en la población afectada: “Los vaivenes de los precios, nos dice, apare- cen en los archivos acompañados de accidentes terribles, la calamidad en múltiples versiones: “hambres devoradoras”, “decadencia del comer- cio”, “emigración masiva de cientos de desocu- pados hacia las zonas menos castigadas por la carestía y el hambre”; “aumento de la vagancia, la mendicidad y el crimen”, “desarticulación de las estructuras del campo”, “tensión social en la ciudad”, etc.” [Florescano, 1969:325]. Uno de los ejemplos más notables de estos fe- nómenos de hambre y cambio climático se ob- servó en el siglo XVIII en el Valle del Mezquital. Según las investigaciones de Martha Cahuich, el drama vivido entre 1785 y 1786 ocurrió en una pequeña región del hoy estado de Hidal- go, pero es conocido que lo anterior ocurrió en otras partes del México Virreinal a comienzo de 1785 y persistió hasta el otoño de 1787. Los primeros estudios realizados por Alexander von Humboldt en nuestro país, el «año de hambre» (como fue denominado en esa época al periodo de 1785-1786), se identificó como la crisis más significativa. Las investigaciones de Cahuich muestran que durante el periodo Virreinal, el México Colonial sufrió continuamente de crisis agrícolas, situación que provocó la muerte en muchas personas e importantes rupturas econó- micas y sociales en las regiones afectadas: Pero en el caso del desastre de 1785-1786, éste había sido impredecible, pues las cosechas an- teriores de 1780 a 1783 habían sido excelentes, aunque la de 1784, había sido relativamente pobre. Esto provocó, que creciera la esperanza de que la cosecha de 1785 proporcionaría aco- pio de granos y ayudaría a cebar al ganado. Sin embargo, en abril de ese año hubo una severa sequía sobre la parte centro-norte de México [Cahuich, 2017 :89-90]. En mayo de 1785 la imagen de Los Remedios fue llevada a la ciudad de México para que sus devotos rogasen por precipitaciones prolonga- das que permitieran una abundante, aunque tar- día cosecha: Sin embargo, en mayo y junio no se produjeron lluvias, mientras que en julio y agosto sólo hubo

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