Número 64

50 no de iure , sí de facto. Esto ocurre porque a los Directores y administradores de las instituciones también se los trata como elementos necesarios del sistema mayor; se trata de seres humanos y por lo tanto, seres con derechos humanos, nece- sitados de ejercer su trabajo y profesión de ma- nera digna, que igual que el resto de los trabaja- dores en posición subalterna requieren satisfacer su necesidades económicas y familiares. Pero, he aquí que el sistema mayor, al delegarles fun- ciones que deben cumplir según la ley de cada institución, les exige sumisión total, al grado que cuando el jefe de la nación pregunta: ¿qué hora es?, por lo general contestan: “las que Usted diga, Señor Presidente”. Ésta es una metáfora de la su- misión al sistema convertida en vox populi . Esto no lo señalo irónicamente, ni con saña hacia na- die. Esto es, ni más ni menos, un drama huma- no de dimensiones fatales: tampoco el sujeto que opera para el Estado, es un ser respetado por el sistema; igual que nosotros los trabajadores, es ninguneado, es utilizado, porque se le instrumen- taliza para reforzar al sistema. Por favor, entién- dase que no estoy relativizando dos situaciones: 1) que el funcionario ha elegido jugar este rol en el que pone su ser/estar en el mundo en esta con- Viñeta de Andrés Rábago, El Roto, reproducida con su autorización

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