Número 64

51 dición, y 2) que esta circunstancia no lo exime de cumplir no solamente con la ley de trabajo, sino con la ley de la propia institución; estaría obligado a defender a la institución a su cargo y a defender a los trabajadores, o al menos a apoyar- los de manera explícita, desatando y activando su capacidad de gestión y agencia. Pocos directores del INAH han tenido el apoyo y reconocimien- to de personajes y de instituciones nacionales y extranjeras como las recibidas por nuestro direc- tor, y sin embargo, esto no sirvió para gestionar y convencer al Jefe de Estado en la defensa de la institución; en cambio, la respuesta oficial del Director fue: “seguimos cumpliendo”, “el INAH trabaja sin problemas”, “seguimos adelante…” Hay que añadir a esta situación, que el siste- ma circular y cerrado del INAH, también se ro- bustece porque nuestro gremio no es un grupo de pensamiento homogéneo. La opinión de mu- chos investigadores que disienten de las formas con que la mayoría de nosotros actuamos y de- mandamos, son a su vez, bucles funcionales en el sistema, éstos, reforzando al propio sistema al implicarse y plegarse al mismo, generadores de mayor complejidad y de mayor incertidumbre. Pero la paradoja resultante es que a la vez, las voces contrarias a las que se adoptan a través de las acciones sindicales, se benefician por igual. Muchos investigadores hay que objetan la ac- ción sindical, pero que a la vez reclaman su ropa Alfonso Caso y Lázaro Cárdenas, Montealbán, 1937 (INAH)

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=