Número 64
61 El parque Marvel asume esto como una de sus atracciones, una herencia y, naturalmente, parte integral de la narrativa que asimila al superhé- roe como semidiós, reiteración de antiguos mi- tos que el cine ha transmitido adaptados a las di- ferentes épocas. Así, las superheroínas Marvel, que simbolizan el protagonismo contemporáneo de la mujer en la sociedad, son las semidiosas que en la mitología griega no existen (en la cinta La mujer maravilla, 2017 , franquicia de DC Co- mics, la amazona Diana fue engendrada por el mismo Zeus como el arma definitiva para la de- rrota del Mal). Siguiendo a Mercader, el universo dicotómico bien/mal Marvel se pone al día con la demanda bajo la etiqueta de cine para públi- co amplio, surtiendo la pantalla de esos cuerpos masculinos deseables, espectaculares, y con la presencia de cuerpos femeninos encantadores, ahora revitalizados por medio de supermujeres que comparten los roles principales con los su- perhombres, y que en ocasiones ya no son el me- recido premio del intrépido varón. Mercader cita la definición de Morin y Fried- man de que al cine habría que considerarlo, ade- más de negocio, como una organización (institu- ción) social, “un mecanismo de pertenencia y al mismo tiempo de dictar normas de conducta” que ofrece identificaciones primarias a los modelos que presenta, en este caso físicos y simbólicos. Cuerpos que se apropian de la mirada de sus públi- cos para concentrarla en la belleza hollywoodense y establecer un canon de corporeidad fitness. Fuente: Christopher Brown, CC BY 2.0. https://www.flickr.com/photos/christopher_brown/42546751314
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